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01 | Cigarrillo

Hola! 😄
Está historia será narrada desde el punto de vista de lo que ocurre en The Bowers Gang.

Paralelo a The loserclub

Portada hecha por: @socialxliz

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[El infierno puede ser placentero si estas con el demonio correcto]

Cuando uno se enamora no piensa en los finales ni en los peligros que esto con lleva, porque cuando te enamoras simplemente no piensas.

Yo tampoco lo hice
cuando me enamoré de
Henry Bowers.

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Derry High School

Estaba nuevamente en la sala del psicólogo estudiantil.

Aja, "Nuevamente".

Desde el abrupto abandono de mi padre, mi madre a insistido en que tenga sesiones con el Sr. Errol, el consejero de la escuela, cosa que no me hacía feliz pero tampoco podía objetar.

— Hola, Lianella.

— Liah... — corrijo molesta, odiaba que me llamaran de esa forma.

— Bien, Liah — hizo una pausa — ¿has intimidado a alguien hoy?

— Lamentablemente no, pero aún es medio día — Sonreí con cinismo

— Debes mostrar amabilidad Liah.

El señor Errol tomó asiento frente a mi tocando su casi nula cabellera, hace dos años aquel futuro calvo había diagnosticado que en lugar de tener un trauma por el abandono paterno, tenía rasgos de un desorden de personalidad, desarrollando conductas manipuladoras, las cuales me hacían una persona clínicamente inestable o "toxica" como me llamaban en la escuela, al parecer por mi forma de mentir tan descarada y desvergonzada.

— Debes ser una mejor persona.

— ¿Qué ganaría?

— Liah, te recuerdo que las personas nacemos buenas e inocentes y según sea nuestra historia de vida, circunstancias, cada uno va desarrollando rasgos de carácter definitivos para evitar el dolor y la angustia.

Lo miré un poco interesada, pero a alguien llamado Errol cuesta tomarlo en serio.

— Sabes que tus actos no son los correctos pero raramente te divierte ver el daño que provocas, el hacer sentir miserables a los demás te hace sentir...

— Satisfacción — dije con una sonrisa

— Así es como tu subconsciente evade el dolor — acotó — por eso disfrutas dañando y manipulando, porque si tú no eres feliz, entonces nadie debe serlo.

Aquello en verdad provocó un nudo en mi garganta.

— ¿Cómo te sientes con ello? — preguntó