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Doy vueltas en la cama mientras siento la alarma sonar. Estoy todo embrollado, y entre las sábanas y el sueño no me percato de los rayos de sol colándose por la ventana, hasta el momento en que abro bien los ojos y observo la hora en mi teléfono.

-Oh Mierda!!! – la exclamación sale de mi boca al percatarme que tengo tan solo 45 minutos para llegar al trabajo.

Me levanto corriendo de la cama logrando solo enredarme con las sábanas cayendo de cara en el piso.
Por si no fuera suficiente la tardanza ahora debo llegar con una tirita en la frente.
Me preparo a prisa y en un tiempo récord de 20 minutos me duché, vestí, y recogí rápidamente el manuscrito que había traído a casa para leer.
En serio tenía mi confianza total en el triunfo de este autor… esta historia era genial… sería mi sueño hecho realidad ser parte importante de su edición. Suspiré y entré a la cafetería.

-Hola Yeri que… – la alegría en mi saludo se evaporó al percatarme de la inmensa línea que me separaba de comprar los café. ¡Genial!!

Pude ver a Yeri la joven y tierna dependienta de este café, a quien conozco desde hace un año por mis continuas visitas mañaneras en busca del latte de mi jefe, y de paso mi desayuno, saludándome a la vez que me hacía señas con las manos para que me acercara.

-Buenos días Hakyeon Oppa!!! – me sonrió con cierto sonrojo en sus mejillas, ésta chica de veras era muy adorable, era como la hermanita menor que nunca tuve. Le devolví la sonrisa mientras me acercaba con dificultad, debido a la cantidad de personas. – Aquí tienes oppa – me entregó dos café y una bolsa de papel que al parecer contenía algo de comer.

-Gracias Yeri eres mi salvación – fui a buscar el dinero para pagarle, cuando ella detuvo mi mano, la miré confundido.

-O-ppa no tienes que pagar, sé que estás apurado… esta…esta vez va por mi – oh está niña era un ángel!!!
Todavía debatiéndome con mi consciencia sobre dejarle pagar, besé su mejilla.

-Gracias de nuevo Yeri, te prometo que te compraré algo lindo para agradecerte bien sí? – dejándola con un sonrojo salí disparado hacia la editorial.

Tal ves si tuviera un jefe más… agradable no importaría que por primera vez en el año que llevo trabajando para él, llegara tarde… pero siendo tan… insopor- digo agradable… está carrera era prácticamente para lograr salvar mi pellejo.

La vida a veces es bastante injusta.
Desde que empecé a trabajar en la editorial como su secretario, aunque me gusta mucho más la palabra asistente, jamás he cometido ninguna infracción, digamos que grave, sin querer parecer autosuficiente, soy lo que llaman el empleado modelo.

He sacrificado tanto, me he esforzado tanto, y todo para terminar pisoteado por el gran Leo… la verdad no sé quien fue el idiota que le puso ese nombre en la empresa. 

Es verdad que podía asustar, sobre todo porque sabes que con solo unas palabras de su parte puedes estar de patitas en la calle, Jung Taekwoon es el sobrino de la dueña de la editorial y solo no es el CEO porque le gusta y es un talento( y para mí es lo único que tiene bueno) como editor, por lo tanto Leo, como se le conoce en la empresa, es de temer.

Pero la verdad es que no le veo semejanza alguna con un león… más bien parece un hámster… si eso parece… si no fuera porque Hámster Vil  de Lilo y Stich es blanco Jung Taekwoon sería su copia fiel, con todo y risa malvada. Y yo cada noche sueño con aplastar a ese maldito hámster y decirle todo lo que tengo guardado, él va a saber que es un ser inmundo, grosero, presumido…

-AHHHH!!! – grité al sentir el líquido caliente penetrar mi ropa. Estaba ya enfrente de la editorial Jellyfish, incluso podía ver al portero, Wonho, reírse de mí.

Pero bueno que no cunda el pánico. Sí, se me había botado encima el café de mi jefe al chocar con una persona por andar caminando en las nubes criticando al susodicho, pero por suerte tenía uno de repuesto, ya a estas alturas pedía lo mismo que mi jefe, no era la primera vez que me accidentaba con su café.

I hate you BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora