9- M

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En serio quería desaparecer, me sentía muy avergonzado con todas esas miradas sobre mí, pero… la tensión en el cuerpo de Hakyeon, el ligero temblor en la mano que sujetaba con fuerza la mía y su labio inferior aprisionado por sus dientes demostrándome que sí, que ese era un hábito reflejo de su ansiedad, me hicieron quedarme allí y enfrentar la mirada de su padre.

-Cómo te atreves Cha Hakyeon!! No te basta humillarme con que no vas a ser capaz de darme nietos por tu gusto por los hombres!! Si no que además te t-e acuestas con tú jefe qu-e m-ás – ahora fui yo él que sujetó con fuerza la mano de mi secretario, tratando de contener la ira que me dominó al oír a ese hombre insultar a la gran persona a mi lado… porque, Cha Hakyeon es alguien que no se merece esas palabras… le gustaban los hombres? Sí, pero no veo como eso pueda ser algo malo, si él es feliz así, entonces no puede ser malo, y ahora la culpa también me carcomía por dentro… porque yo arrastré a Hakyeon a esto… y ahora su padre estaba haciendo que sus ojos estuvieran al borde de las lágrimas.

-Señor Cha… no voy a permitir que le hable a Hakyeon de esa manera – lo miré seriamente.

-Ahhhh y supongo que pronto recibirás un ascenso por complacer a tú jefe no? – la doble implicación de sus palabras hicieron que me hirviera la sangre, porque en el fondo tenía razón y… me molestaba.

Me molestaba que así fuera como las personas lo vieran, solo porque practicamente obligué a Hakyeon a pedir algo a cambio, no significa que él no sea talentoso en su trabajo y se merezca el ascenso.

-Cha Eunwoo!!! Atrévete a decir una palabra más y no duermes hoy en esta casa!!! – la madre de Hakyeon gritó iracunda y pude ver la sangre abandonar el rostro del padre de Hakyeon, el cual solo atinó a marcharse murmurando por lo bajo.

-Muy bien quien quiere más pastelillos de pescado? Los hice yo misma – de pronto todo volvió al bullicio anterior trás el anuncio de la abuela de Hakyeon.

Los dos continuabamos con las manos entrelazadas, hasta que me percaté y algo sonrojado me separé de él. Me sentía raro, miré su rostro, yo… me sentía preocupado por él.

-Estas… esta-ás bien? – me miró asombrado y asintió sonrojado.

-Gra-gracias – lo miré confundido, por qué me agradecía cuando debía culparme? – por defenderme… siento mucho que… mi padre se haya… comportado de esa forma – observé como nuevamente se mordía el labio y algo dentro de mí me comenzaba a molestar… nuevamente… la culpa.

-Yeonnie… lo siento hijo… yo – el suspiró y le dedicó una sonrisa triste a su madre.

-Tranquila mamá, sé que lo hiciste con la mejor de las intenciones – de pronto noté que algo había llamado su atención y con una disculpa me dejó con su madre.

-Lo siento también Taekwoonie.

-Taekwoon – le corregí.

-Si, la relación de mi esposo y Hakyeonnie es… difícil – ni que lo diga, creo que la palabra difícil se quedaba corta. Asentí a sus palabras. –pero ven conmigo todavía hay muchas personas que quieren conocerte. – negué con la cabeza.

-Ahh, muchas gracias pero… prefiero esperar por Hakyeon – ella me sonrió divertida y algo en su sonrisa provocó que me sonrojara apenado.

-Ahh entiendo… quien diría que terminaría mi Yeon contigo, después de todo lo que nos decía de ti – sin prestar mucha atención a lo ofensiva que podían sonar sus palabras la mamá de Hakyeon se marchó murmurando.

Suspiré y me dediqué a observar mi alrededor mientras dedicaba inclinaciones de cabeza cordiales a las personas que pasaban por mi lado, que por suerte eran capaces de leer mi aura, y no se acercaban mucho más. Miré a lo lejos y noté la morena piel de mi secretario quien reía tan natural y feliz como si no hubiese discutido con su padre segundos antes.

I hate you BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora