Young Forever: Youth Is Over [BTSxJK]

Capítulo 8 Pt. 2

Después de -casi- haberse desmayado en la planta baja luego de haber leído hasta un cierto punto en los apuntes diarios del maknae (Así es como el menor comenzó a llamarlo después de que uno de sus hyungs lo proclamó como un "diario", a lo que el maknae se frustró y se sonrojó en un brillante rojo), los siete chicos fueron despertando, uno por uno. Sorpresivamente, el maknae fue el primero en levantarse, algo muy extraño en el chico de 18 años, usualmente él era el último y más difícil de despertar, pero últimamente ya había tenido suficiente de dormir.

Parecía que eso era lo único que hacía, comprensiblemente, su enfermedad lo había debilitado mucho pero estaba determinado a comenzar a dormir menos e intentar completar su lista, tenía una lista llena de cosas por hacer y una mínima cantidad de tiempo para terminarla. El siguiente en despertarse fue Jimin, lo cual no era inusual, su reacción fue la inusual además de hilarantemente chistosa. Se levantó de donde estaba acostado, con su cabeza en las piernas de Jungkook y las piernas en el regazo de Seokjin. Así estaba la cosa, se habían quedado dormidos en una pila monumental de pies, manos, brazos y piernas desparramados por todos lados; era muy difícil diferenciar quién era quién, era un poco extraño, pero realmente cómodo. Jimin abrió los ojos y gritó, provocando que, el maknae que lo estaba observando curiosamente, saltara.

"¡NOS HAN ROBADO!" Gritó nuevamente el tercer menor, despertando a los otros cinco chicos que habían permanecido profundamente dormidos. Los cinco miembros se revolvieron, aullando de dolor cuando manos y pies golpeaban distintas partes de sus cuerpos y Taehyung gritó cuando la mano de alguien estuvo peligrosamente cerca de golpearlo en las bolas. Jungkook vio todo el drama que estaba ocurriendo y carcajeó levemente detrás de su mano, sabía a qué se había referido su hyung y, teniéndolo en cuenta, era obvio que sus managers habían ido al apartamento y tomado los últimos dispositivos electrónicos que faltaban por ser removidos. La sala se veía vacía: el estante en el que estaba la televisión se había ido totalmente, dejando en su lugar algunas motas de polvo y algunos estuches de DVD, los cuales debieron habérseles caído cuando quitaron el estante. Sus celulares ya no estaban donde los habían dejado por última vez y tampoco la PlayStation que estaba al frente de la televisión.

Lo único que había quedado era el sofá, un par de mantas para cubrir a los siete chicos y un viejo teléfono fijo, el cual solo tenía cuatro números programados: los dos números de su manager, el 119, que era para Bomberos, Emergencias y Ambulancia y el 112, que era el número de la policía. Taehyung despertó de su aturdimiento y se encaminó hacia la cocina, su único dongsaeng siguiéndole poco después. El maknae se levantó a sí mismo, sentándose en la barra del desayunador y meciendo sus piernas de enfrente hacia atrás antes de que su hyung notara que les habían dejado una nota en la alacena.

Taehyung se aclaró la garganta antes de comenzar a leer en voz alta.

Querido BTS,

Soy manager-hyung, nos hemos llevado todo lo que nos pidieron. Los analgésicos de Jungkook están en la cocina, sé que intenta ocultarlo, pero por favor asegúrense de que los tome si empieza a presentar síntomas de un dolor de cabeza. Hay dinero en el desayunador si necesitan ordenar comida para llevar, aunque tendrán que caminar hasta allí. El teléfono está en la mesa de la sala, no teman llamar si sienten que algo no va bien.

Los veo en unos días,

Manager-hyung.

Seokjin, que se había acercado a la cocina mientras Taehyung leía, asintió y caminó hacia un lado de la cocina donde estaba la caja de medicinas con los analgésicos y Tylenol, los cuales fueron tomados rápidamente por el maknae; el Tylenol ayudaba a controlar sus síntomas y los analgésicos para deshacerse del dolor de cabeza, el cual ya podía sentir ondulando detrás de sus ojos. El maknae sonrió dulcemente a sus hyungs, ellos siempre sabían cuando algo le dolía, aunque últimamente se había vuelto mucho más fácil darse cuenta cuando sufría.