Lunes 17 de septiembre
Llegué a la que debería ser mi nueva casa, tiene las ventanas cuadradas, un jardín extenso y dos pisos.
En pocas palabras, un bonito lugar.—Segundo piso, puerta blanca. Tú habitación tiene vista al bosque, sé que te gusta.
Se equivoca, el bosque me da escalofríos, pero como siempre le doy una sonrisa poco convincente y él se conforma con eso.
—¿Cuándo vienen mamá y Tristán?
Papá no me miró, siguió observando el lugar.
—No lo sé.
Suspiré.
No tiene caso seguir hablando con él, por lo general no me escucha. Abrí la maletera del auto y saqué mis dos maletas.
Papá abrió la puerta de la casa mostrándome un ambiente cálido, subí las escaleras y busqué casi con desesperación mi habitación.
Dos ventanas, eso me llamó la atención. El paisaje es algo tétrico, casi misterioso, ojalá sea porque hoy es un día nublado. Cerré las cortinas y puse seguro a las ventanas, por lo menos así no tendría que preocuparme por algún inconveniente que pase desde afuera.
—¡Steph! Baja, tenemos que conocer el lugar.
Segundo suspiro.
No quiero pasar tiempo con él, no hablamos, siempre es incómodo.
Me cambio de ropa y bajo en menos de cinco minutos, un nuevo récord. Al bajar las escaleras lo veo, me está esperando con un abrigo, guantes y un gorro en manos.
—Para ti cariño, hace frío afuera.
Esto me parece extraño e incómodo, mi padre nunca se ha preocupado antes por mi bienestar o el de Tristán o el de mamá, no le digo nada solo me lo pongo.
Abro la puerta principal y coloco mis manos en los bolsillos del abrigo, camino al auto pero él con un silbido me señala la carretera, al parecer iremos caminando, espero que el centro del pueblo no esté tan lejos de casa.
Por las calles las personas nos miraban, somos nuevos, intrusos. Entramos a una cafetería y enseguida nos atendieron.
—¿Me devuelves mi teléfono?
—Estás castigada, y sigue siendo mi teléfono yo te lo compré, te lo puedo quitar cuando quiera.
Apreté los labios por unos minutos mientras cerraba mis ojos.
¡Dios!
Necesito a mamá.
—Yo lo compré cuando trabajé en Skip, así que dámelo, llamaré a mamá.
—No puedes llamarla.
—Llamaré a Tristán, no importa.
—No lo harás.
—¿Por qué?
—Porque yo lo digo
—¡Este es otro de tus momentos en el que te crees superior, no has sido nadie y no lo serás. No vas a impedir que llame a mi madre para olvidarme de que estoy contigo en una estúpida cafetería, en un pueblito que ni siquiera sale en el jodido mapa de mierda!
—¡No volverás a ver a ninguno de los dos! ¡Nos divorciamos! Ella pidió a Tristán y yo me quedaré contigo, tu hermano lo sabía y estuvo de acuerdo en esto.
—Espera, ¿Qué?
No, eso no es posible. Golpe bajo.
Mi hermano lo sabía, sabe que tan mala es la relación con mi padre y me dejó, prefirió irse con mi madre y callar.
Mi madre eligió a Tristán, a nadie le gusta la compañía de papá pero prefirió que sea yo la que me quede.Me traicionaron, ambos me mintieron.
—Sé que no te gusta la idea pero prometo no ser el mismo de antes, ahora sólo seremos los dos, tendremos que apoyarnos. Si quieres llamar a tu madre, está bien.
Me entregó un teléfono nuevo susurrándome un "Ahora es tuyo".
¿Qué quiere que responda?
No entiendo, quiero irme, llorar, quiero que me digan que lo que dice él no es cierto pero papá nunca me ha mentido, no creo que sea la primera vez. Es mi padre de quien estoy hablando.
Mientras que madre decidió rápidamente por mi hermano dejándome a la incertidumbre, papá me sacó de aquel lugar antes de que me decepcione de Tristán y de madre, más de lo que ya estoy.
—No quiero verlos, a ninguno.—Sonrió, después de mucho tiempo ignorándome me dedicó una sonrisa.—Papi.
Si mi hermano y mi madre, pudieron deshacerse de mí tan rápido, yo haré lo mismo. Ojalá y papá no me mienta.
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Bailando con bestias
Teen FictionCuando llegué a ésta ciudad creí que nada podía asustarme pero no pude estar más equivocada. Él empezó a ser mi peor miedo, sus regalos, sus cartas grotescas y amenazantes, me persigue a todas partes, tiene una estatura intimidante y cree poder pose...