Capítulo 5

29 2 0
                                    

Lunes 24 de septiembre

Steph.


¿Esa nota es para mí?

No la había notado al entrar, supongo que es una broma de mal gusto de una niña de los primeros grados. En la parte reversa inferior tenía escrito un BAE.

¿Son las iniciales de alguien?

Me quedé un rato divagando, hasta que noté que ya había pasado bastante tiempo, tuve que volver a las clases sin olvidar las palabras de aquellas chicas.

—¿Estás bien?

Al entrar lo primero que vi fue a él, parecía realmente preocupado, me preguntaba si había tomado clases de actuación o si era un don nato, tengo bastante curiosidad por averiguarlo.

—Si.

Seguí tomando apuntes, trataba de prestar atención en clases para distraerme de las preguntas de mi cabeza.

—Estás un poco pálida.

Bufé, ¿Acaso no se cansaba de hablarme?

—Imaginaciones tuyas, pareces alterado.

La voz del profesor se colaba por todo el salón, causando un eco insoportable, el sonido del reloj hace que los vellos de mi brazo se ericen y las pequeñas pulsaciones de mi corazón llegaban hasta mis oídos.

No era él quien estaba alterado, sino yo.

Supongo que estar pendiente de todo lo que ocurre a mi alrededor después de éstos días es algo a lo que podría llamar paranoia, tengo que dejar todo éste asunto de lado si quiero seguir construyendo mi vida de nuevo, estoy casi segura de que las peonias o la nota que dejaron en el baño no es más que un invento. Vale, soy nueva, de seguro a de ser eso, unos idiotas han querido verme la cara para reírse entre ellos cuando estén juntos.
Ya me los imagino, hablando: "¿Recuerdas a la estúpida a la que creyó que tenía un admirador? Ni que lo digas, enserio es estúpida <o> De seguro se asustó con la nota que dejamos en el baño, ha sido una pasada. ¿A quién se le había ocurrido escribir BAE?" 

La campana sonó—cosa que agradecí mucho a quien me estuviera cuidando—es el receso, tendría tiempo para tranquilizarme y comer algo antes de aplastar mi trasero por unas tres horas más.

—Mis amigos esperan, ven.

Me había olvidado de él, recogí mis cosas y me dejé guiar al patio de la escuela. Sus amigos estaban en una mesa cerca de la cafetería, hacían señas con las manos mientras reían llamando la atención de todos a su alrededor, algo me dice que siempre lo hacen.


Imbéciles.

—Hola chicos, ella es...

Una sonora cachetada me dejó tonta por unos minutos, ni siquiera lo había visto venir, no me lo esperaba. Supuse que ella debía ser Melissa, una de las chicas que mencionaron en el baño.
Los amigos de Sam habían ahogado un gemido de sorpresa, mientras que él estaba en un especie de trance, muy lejos de aquí, me recompuse y arreglé mi cabello, no había porque alarmarse.

—Mi nombre es Steph.

Mi cara ardía, pero quería no darle importancia, no aún. Otra cachetada me cayó, debo decir que esa tampoco me la esperaba. Ciertamente, mi grado de paciencia disminuía con cada segundo que aquella chica seguía a mi costado.

—¡¿Podrías parar?!

Una tercera cachetada iba a caerme pero Sam sujetó a la loca de manera rápida y poco convencional.

—¿Estás loca? ¿Qué tienes? ¡Para Melissa!

Ella dejó de forcejear para mirarme, tenía la vaga sensación de que seguro quería intimidarme o quizá asustarme.

—¿Quién es ésta?

Los ojos de varias personas cayeron en mí, no sentía nada de raro hasta que un escalofrío invadió mi cuerpo, como aquel en el autobús, me taladraba el cuerpo.
Me había quedado muda segundos, tenía el ceño fruncido y los labios algo entreabiertos, no sabía que responder, así que me lo tomé de la manera más conveniente, no quería problemas, aún.

—Mucho gustó, mi nombre es Steph.—Sonreí mientras extendí la mano, ella miró con asco mi delicada mano.—Está bien, nada de saludos normales.

—¿Qué quieres con mi novio?

Miré a Sam, éste negaba y sus amigos parecían derrotados.

—Nada en particular, solo quiero saber cuantos problemas mentales tienes ahí en esa cabecita tuya. De seguro acabas de recordar que tu vida no vale ni cinco centavos o que tus padres no te quieren y que solo estás aquí para joderme el día, no suelo amenazar en vano así que trata de que tu estúpido cerebro conecte bien con tus orejas, tócame una vez más y te juro que no solo te incrustaré un palo por el culo sino que te lo perforaré hasta lo más hondo que pueda. ¿Entiendes?

Seguí sonriendo, no quería amenazar a nadie, se suponía que aquí podría ser otra persona aunque veo que no será posible. Melissa se fue casi corriendo supongo que por miedo a que cumpla mi promesa. Sin que me inviten me senté en una silla bajo el ojo de todos.

—Siento mucho todo eso. Oye Sam, tu novia está loca.

Todos reímos, poco a poco se fueron presentando hicimos bromas y me reía, sin embargo aquel sentimiento de sentirme vigilada no se iba, otra vez estoy alucinando cosas.

—La besé un par de veces y cree que estamos en una relación.

Seguíamos riendo, parecía que nos llevaríamos bien pero tenía que alejar ese pequeño punto con Sam, entre amistad y amor, no podía confundirme.

Al final del día, todos nos fuimos caminando, al parecer papá se equivocó, no fue tan malo después de todo aunque hay algo que todavía tengo pendiente.

¿Quién es BAE?

Bailando con bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora