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Ella sigue ahí, tocando el piano.

Acabo de entrar en mi forma lobuna y me miró unos instantes antes de volver a mirar las teclas. Sentí unas ganas inmensas de que viniera a rozar hocico conmigo convertida en esa loba marrón tan preciosa pero no lo hizo, me fijé entre su cabello y pude ver un pequeño sonrojo.

Y lo hizo.

Empezó a tocar la melodía más armoniosa con su forma de ser.

A Time Of Wonder de Alexis Ffrench.

Su cabeza seguía gacha y con la vista atada a las partituras.

«vamos, mirame un segundo y ya.»

Me senté como un buen chucho pero no lo notó.

Me acerqué un poco y tampoco se dió cuenta.

Terminó la pieza y comenzó con otra cualquiera, bueno la siguiente en sus partituras.

Quisiera poder acompañarla con mi guitarra pero el piano y la guitarra son técnicamente incompatibles ya que el estilo que ella lleva es muy pacífico y relajante.

Estoy justo a su lado y no hay nada que deba estar haciendo aquí así que sólo me voy con la cola casi el rastra hacia la cocina a buscar un bocadillo.

Apenas consigo algo escucho la segunda melodía que más me gusta en piano.

Subtract de Alexis Ffrench.

Volteo en su dirección y con la galleta en la boca me vuelvo a dirigir a donde ella. La melodía agarra vuelo y yo corro un poco, luego, la melodía termina y yo apenas estoy en el umbral de la estancia.

Vuelve a ir a la primera hoja de su libro de partituras y vuelve a iniciar todo con la misma pasión y la misma dedicación a su labor.

Subo las escaleras y llego al pasillo de las habitaciones, puedo escuchar el piano desde aquí y en mi mente se desarrolla con claridad la imagen de su rostro sonriendo. Me gustaría ser al que ella mira, al que no le diría que no.

Todo Por Ti, Mi Alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora