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Chanyeol
Do KyungSoo... Si pronuncias ese nombre, aun después de tanto tiempo, mi corazón latirá reciamente de nuevo. Conocí a ese chico cuando el tenía los diecinueve o tal vez un poco más, yo acababa de cumplir los veinticinco y mi carrera estaba en la cima, ese punto dulce donde todos te conocen. La primera vez que lo vi fue cuando, fuera de una universidad, los chicos se aglomeraron a mi alrededor; como pasa con todos los artistas famosos, pero él era el único que no se acercaba y se limitaba sólo a mirar. Era mucho más bajito que yo, por cómo se veían sus brazos por debajo de esa camisa de manga corta; pude saber que hacía ejercicio constantemente, su cabello era corto y sumamente negro, como sus ojos. Lo que más me gustó fueron sus labios: rosados, abultados y en forma de corazón, hacían un juego perfecto con sus grandes ojos. En cuanto lo vi le sonreí, pero él inmediatamente apartó la mirada y comenzó a alejarse. No parecía que le interesara el que siquiera le escuchase gritar como las demás chicas a mi lado, si hubiese sabido que ellas se morían porqué les sonriera como le sonreí... En ese momento no le di importancia, pero el chico que en ese entonces no sabía que se llamaba KyungSoo, despertó algo en mí. Tal vez pudo haberse llamado curiosidad, o tal vez atracción, pero era algo extraño ¿Sabes?, nunca antes lo había sentido por un chico, no de esa manera. Pregunte a uno de los chicos que estaban ahí quién era él, pero pareció importarle más el hecho de que puse mi mano en su hombro que mi pregunta. Quedé sin saber su nombre. Tal vez se vea como algo malo, sólo me interesaba saber el nombre del chico que no le dio importancia a mi presencia que el nombre de los que me rodeaban emocionados... Tal vez incluso llegó a parecer cruel, pero vamos...es que era precioso. Todavía no recuerdo cómo o por qué terminé fuera de esa escuela... Tampoco puedo decir si fue lo mejor que me pudo pasar o lo peor...
La segunda vez que me topé con ese pequeño chico de grandes ojos, extrañamente fue en un bar, esos que no abren hasta la media noche y que cierran cuando sale el sol. Me gustaba dar pequeños conciertos ahí puesto que me traía buenos recuerdos de mis inicios en esta carrera, además de que le gente le daba más prioridad al alcohol que al clamar mi nombre a todo pulmón para que les diera un autógrafo. En fin, que podía pasar un rato tranquilo. Me bajaba del escenario cuando lo vi, estaba de espaldas, apenas lo reconocí. Estaba tumbado en la barra, con un vaso de cristal vacío a su lado, dormitaba. Me sorprendí bastante al verlo en ese lugar de mala muerte, en mi cabeza rondaban teorías de cómo era que lo habían dejado entrar, y peor aún, beber hasta caer rendido. Sólo era un pobre estudiante. Me acerqué y me senté en el banco siguiente, a su lado. Lo miré por unos segundos hasta que el barman se me quedó viendo de una forma extraña, le sostuve la mirada hasta que él la apartó. Me volví hacia KyungSoo y comencé a tocar su hombro con mi dedo en un intento por despertarlo, la curiosidad y las ansias de escuchar su voz sacudían mi cuerpo. Al poco tiempo comenzó a removerse y a hacer pequeños gestos de disgusto, poco a poco abrió los ojos, pero yo abrí los míos cuanto pude al escucharlo murmurar "No estoy de humor como para tener sexo" segundos después solté una risa, ¿Qué acababa de decirme? Había sido el inicio de conversación más extraño de toda mi vida, y mira que he tenido muchas conversaciones extrañas. Debo decir que no esperaba que su voz fuese grave, pero me encantaba escucharlo hablar. Giró la cabeza y volvió a darme la espalda, comencé nuevamente a dar toques en ésta, se notaba a kilómetros que estaba más que ebrio...quién lo diría... "Oye, ¿no te parece un sitio no muy apropiado para ti?" le dije, aún puedo recodar perfectamente esa conversación, fue cuando me enteré de todo. Él sólo se giró, me vio de pies a cabeza varias veces, suspiró y comenzó a hablar. Ahí fue cuando supe que la madre biológica de KyungSoo había muerto cuando el sólo era un niño de ocho años, que su papá se casó con Una Hija de Puta como él le decía; un año después y que había fallecido hace poco -en ese entonces-. Según él su madrastra siempre lo odió y él la odiaba a ella, así que cuando murió su padre lo primero que hizo fue mandarlo a la capital a estudiar, completamente solo, a su suerte, con sólo una maleta y sus cosas. Me molestó saber que tuvo que esforzarse tanto estudiando y trabajando al mismo tiempo para después ir y gastar su tiempo, dinero y energía en un lugar como ese. Lo saqué de ahí a regañadientes, recuerdo que tuve que decirle como treinta veces que no quería secuestrarlo... En cuanto entró al asiento trasero de mi auto y le puse el cinturón de seguridad, cayó dormido. El camino hacia mi casa era como de diez minutos, diez minutos de silencio, de vez en cuando lo observaba dormir por el espejo retrovisor, se veía tan tranquilo; pero a la vez tan inquieto. Descansaba por afuera, pero por dentro, sus pensamientos no parecían querer dar tregua. Nunca volví a mencionar cosas de su niñez, él tampoco lo hizo, pero sabía de sobra que la había tenido jodida. Quería ayudarlo, y creo que terminé haciéndolo de más.
Esa noche yo dormí en la sala, en el sofá..., bueno; la verdad no dormí del todo. La idea de que KyungSoo dormía en mi habitación me mantenía algo ansioso, tenía ganas de ir a revisar que siguiera ahí cada cinco minutos, tal y como si fuera un bebé o algo parecido...
