Capítulo II

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II

¿Qué escuchas?

El profesor que debía quedarse en la tarde para vigilarlos a la hora de detención tuvo el descaro de llegar un poco tarde a la hora en la que los dos adolescentes habían sido citados.

El famoso profesor de Física y Química de segundo año era el que debía cuidarlos un momento, pero se retrasó por diez minutos con la tonta excusa de que se había detenido necesariamente en la cafetería para agarrar algo de comer. ¿Y qué es lo que decidió agarrar? Un mísero paquete de galletas con chispas de chocolates.

Molly estuvo a punto de quejarse en voz alta, porque estuvo diez minutos esperando junto a Liam a que el hombre llegara, pero el enojo se le pasó casi de inmediato en cuanto el profesor les compartió unas galletas antes de entrar.

Aunque por supuesto, hoy no era su día. No había traído mucho dinero, ni para comprar algo de comer en la escuela, ni para el pasaje del autobús —y, de hecho, ni siquiera sabía qué iba a hacer para regresar a casa, pero eso ya sería estrés de otro momento—, así que tenía hambre, estaba muy molesta con Liam y con el director, y, ahora, se veía obligada a dejar su celular en un contenedor de plástico por una hora, sin hacer nada y todo porque estaba castigada. Y, sí, bien, le había dado una bofetada a Liam, pero lo había hecho con una razón, no porque fuese muy violenta todo el tiempo.

—Ya ni me sorprende verte por aquí, William —comentó el profesor, sentándose detrás de su escritorio, terminándose la penúltima galleta de su paquete. Liam también termino de comer su galleta, acumulándola en su mejilla, como una ardilla al comer, pero sonriendo un poco.

—Me extrañaba, profe —comentó el chico, acomodándose mejor sobre su asiento, que estaba un poco alejado de Molly, casi unas dos sillas detrás de la de ella, en diagonal.

—Oh, seguro, habías estado muy tranquilo como para pasar a visitar —bromeó el mayor, sacando su computadora portátil, dispuesto a ponerse a trabajar y a preparar exposiciones para las próximas clases durante el tiempo que le quedaba de sobra—. Veo que hasta traes a una acompañante.

—No es mi acompañante —respondió Liam de inmediato.

—No soy su acompañante —respondió Molly al mismo tiempo que él. El profesor sólo enarcó una ceja.

[ ... ]

Liam se metió un pedazo de papel en la boca y lo babeó lo suficiente como para poder compactarlo todo en una bolita que entraba perfecto en el orificio de la pajilla que había agarrado de la cafetería antes de ir al aula de detención. Discretamente apuntó hacia el rostro de Molly y sopló para que la bolita de papel saliese disparada y golpeara a la chica en el rostro, quedándose pegada en su mejilla.

Molly se sobresaltó por el impacto y luego sintió la textura de la bolita, mojada y pegajosa, se la quitó del rostro y lentamente se volteó a ver al chico, fastidiada y asqueada. Al mismo tiempo había lanzado la bolita al suelo.

—¡Liam! —se quejó la chica, lanzando la bolita al suelo y rápidamente limpiándose la mano contra la tela de su falda escolar.

—No pueden hablar durante la detención, chicos —habló el profesor monótonamente, asentando algunas calificaciones en su agenda, en donde tenía las listas de los grupos a los que daba clases.

—Liam me está escupiendo bolitas de papel —aclaró Molly, casi en un berrinche, ciertamente ese tipo de berrinches ya estaban cansando a Liam. Su voz era un poco aguda, así que a veces solía sonar más irritante.

¡imbécil! [liam gallagher]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora