25. La verdad

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19 de junio, 2015.

Y esta soy yo dejándolo salir todo de una vez por todas.

Estoy tratando de mantenerme despierta, anhelando no caminar en círculos, deseando encontrar un camino que no me lleve hacia ti; sin embargo, me pregunto si todavía no descubres que el deseo de encontrarte aún me persigue y se mantiene latiendo en mi pecho.

La situación se mantiene como esperaba: ambos dispuestos a dejarlo y olvidarlo. Tu huyes de la responsabilidad de dar la cara por segunda vez y yo acepto ser la culpable de avivar el deseo de obtener una respuesta de tu parte.

Incluso si mi corazón desiste en obtener una respuesta de tu parte, seguiré esperando conocer el refugio de tu corazón y la verdad que algún día nos unió.

Derribaré el muro de mentiras y, nerviosa por mi insensatez y maravillada de mi valentía en esta última carta, haré de una vez por todas la pregunta que me impide dejarte ir y la cual debo admitir que difícilmente saldría de mis labios si pudiese verte a los ojos:

¿Fue encantador conocerme?

Sí, fue encantador conocerte.

"¿Te estás despidiendo?".

Suspiró ruidosamente en un intento de calmar sus pensamientos.

—¿Me estás escuchando? — giró en dirección a su madre quién parecía perder la paciencia por la lentitud de sus acciones. — Corta los vegetales, trozos pequeños, por favor.

—Está bien.

Desvió su atención hacia la tabla de picar, lavó los vegetales que su madre había organizado en la isla de la cocina y comenzó la tarea.

—¿Y los champiñones?

—¿Champiñones? — se mostró confundido — ¿Cuáles champiñones?

—Te dije que picaras los champiñones. — se giró una vez más para observar a su madre.

—No lo hiciste — se defendió con seguridad.

—Jayden, hijo, tienes los champiñones a tu lado — señaló la mujer con una pequeña sonrisa.

—Oh.

—¿Sabes qué? Lo haré yo, tú continua con los vegetales.

Sin rechistar le tendió los champiñones a su madre y continuó con las verduras en silencio. Trató de concentrarse en picar los vegetales justo como su madre le había ordenado mientras ella tarareaba una canción que pronto trajo consigo el recuerdo de sonrisa y de sus manos entrelazadas. Fue difícil no caer en la calidez de aquella memoria. Bailaban al ritmo de la música; su tacto frío, su mirada nerviosa y el acto que determinó la decisión de alejarse no podían salir de su mente. El solo hecho de pensar que podía perderla completo, aun cuando nunca estuvo a su alcance, presionaba a su cerebro a idear un plan en donde ella no descubriera la verdad.

"¿Te estás despidiendo?". Una vez más su dulce voz resonó en su cabeza. Su mirada insegura de querer dejarlo ir volvió a brillar de alivio cuando recibió su respuesta: "es un hasta luego".

Esa despedida debió ser la última página de una historia que jamás debió anhelar.

Si tan solo no hubiese recibido aquella carta todo marcharía con normalidad.

—¿Por qué estás tan despistado?

—No lo estoy.

—¿Hay algo que te molesta?

|Lo que mi alma te escribe| BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora