4. Primer y último

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10 de mayo, 2015.


Últimamente he dando por sentado algunas cosas que me abordan sin respiro alguno:

Tu presencia desvanece la fina capa de tranquilidad que mi corazón construye para no caer por los efectos de tu embriagadora esencia.

Avergonzado lo admito:

Mi primer y último pensamiento eres tú.

Aun cuando sé que debo detenerme, continuo, camino hacia ti como si fueses la luz que tanto he esperado ver al final de este recorrido.

Es irónico, ¿no?

No quiero detenerme, pero debo hacerlo para no encontrarme de cara con los efectos de este juego.

Uno de los dos está perdiendo, es evidente quién caerá primero.

Y aunque pareces haber olvidado todo, aún sigue en mi memoria nuestros pequeños recorridos.

Supongo que sigo cayendo una vez más por ti...

Y me pregunto: ¿Despertaré? Creo que lo haré.

Despertaré luego de un millón de latidos.

Despertaré y te dejaré ir; pero hasta hoy solo quiero recordar un poco de lo que fuimos y lo que nunca seremos.

Un poco de lo que mi alma te escribe y lo que mi corazón acepta con miedo. 


Recorrió el supermercado concentrado en buscar los ingredientes que su madre había anotado en la lista. Caminó por cada pasillo desesperado y angustiado por tener que recorrerlos todos, era realmente exasperante cuando tenía que hacer largas colas para obtener la carne, tratar de pasar entre tantas personas con carritos y niños correteando de un lado a otro.

Ubicándose en el pasillo de las verduras tomó aquellas que estaban en la lista mientras las tachaba asegurándose de llevarlas, fue por la botella de vino favorita de su padre y se acercó a la caja.

Brincó en su sitio cuando su celular vibró.

"¿Estás emocionado por verme?", sonrió.

"Ni un poco". Respondió enseguida, su respuesta lo hizo sonreír más.

"Sé que te mueres por verme". La verdad, sí estaba emocionado por verla una vez más, "Te tengo un gran regalo".

"¿qué es?", indagó de inmediato.

"Yo, ¿Qué más puedes pedir?", soltó una carcajada que logró llamar la atención de las personas a su alrededor.

"Cualquier cosa, pero no a ti".

"Materialista de mierda", imaginarla arrugar sus cejas mientras abría su boca indignada fue divertido.

"Si no traes un regalo para mí no llegues a casa. No te recibiré". tecleó empujando el carrito.

"Llevo camisetas iguales para ambos, ¿eso no cuenta?".

"No me pondré eso".

"Oh, cariño, me complacerás. A las buenas o a las malas, pero lo harás".

No cabía duda de que terminaría haciéndolo, ella siempre ganaba. De alguna u otra forma terminaba complaciéndola en todo, le encantaba hacerlo.

"Esta vez no será de esa forma".

|Lo que mi alma te escribe| BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora