Capítulo 6: Llamada

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YoonGi odiaba rotundamente el estar encerrado en una oficina que ni siquiera era de su pertenencia, preferiría un millón de veces estar junto a su pequeño, juntos, acurrucados y dándose mimos y besos fugaces.

Se sentía pesado, no le gustaba usar aquellos lujosos trajes que su madre le compraba para ir presentable a la empresa y a las reuniones, sentía que se ahogaba con esa corbata tan ajustada a su cuello, y recibir tantas miradas de parte de las empleadas –y algunos empleados– lo incomodaba en demasía. 

Él no había pedido hacerse cargo de la empresa de su familia, pues, por desgracia su padre había enfermado de cáncer de pulmón, y cuando los médicos le dijeron que la quimioterapia no podía hacer nada más, el poder de la empresa familiar había pasado rápidamente a las manos de YoonGi.

No acostumbraba a pensar en ello solo porque JiMin era su única distracción, y lo agradecía, porque si el menor no hubiese estado con él en ese entonces, no se hubiera imaginado la locura que hubiera cometido.

Ahora se levantó de aquella silla giratoria forrada de cuero, remangando la camisa blanca que llevaba puesta mientras caminaba hacia el gran ventanal que reemplazaba toda una pared de la oficina. El paisaje era hermoso, pues el sol se ocultaba tras los cientos de edificios, y era impresionante ver como poco a poco las luces de estos iban siendo encendidas, iluminando rápidamente la obscura noche que cubría la ciudad.

En esos momentos, le gustaba pensar que JiMin estaba sentado en el pequeño balcón de su casa, con una mantita alrededor de su cuerpo mientras sostenía una taza de leche de fresa calentita que utilizaba para olvidarse del frío. Le gustaba pensar que su pequeño también estaba viendo el atardecer, sintiéndose cálido al imaginarse que estaba junto a él.

YoonGi sonrió, bajando la mirada y suspirando a la vez que negaba con la cabeza, y es que no podía evitarlo, amaba y extrañaba muchísimo a su novio. Y como si fuera coincidencia, escuchó su teléfono sobre su escritorio, así que caminó hacia este, y su sonrisa se amplió aún más al leer aquel apodo con el que había agendado el numero de JiMin "♡Bebé♡". 

—Mi amor —susurró, hablándole suave y dulce, pues el menor era intolerante al ruido y se ponía muy histérico, por lo tanto YoonGi siempre le hablaba de una manera especial, calmada y cariñosa—. ¿Cómo está el más hermoso príncipe sobre la faz de la tierra?

Entonces escuchó aquellas risitas, logrando su objetivo, sabiendo perfectamente que había causado que las mejillas de este se hubieran sonrojado aun así sin poder verlo.

Extrañándote, Yoonnie~ —el pálido no pudo evitar morder su labio, pues sentía que sus mejillas se acalambraban gracias a lo mucho que estaba sonriendo—. Quiero de tus caricias... 

YoonGi aflojó su corbata, creía necesitar un poco más de aire luego de escuchar aquella petición. Al no obtener respuesta alguna, pero sí un largo y pesado suspiro acompañado con un casi inaudible gruñido, JiMin chilló.

¡Hyung! ¡Eres un cochino! —YoonGi se derritió de ternura con tal solo imaginar lo rojo que se había puesto su joven pareja. 

—Yo no he dicho nada, eh —rió por lo bajo, relamiéndose sus labios—. ¿Qué tal, bebé? ¿Cómo han estado tus días?

Lo escuchó acomodarse sobre lo que seguramente sería su cama, lo imaginaba con uno de esos suéteres que realmente le pertenecía a él, sus regordetas y cortas piernas desnudas, solamente cubiertas por unas medias largas, y su rubio cabello vuelto un desastre. Y es que a su bebé le gustaba vestirse de esa forma justo cuando no se encontraban juntos, lo había confirmado porque cada vez que le enviaba una foto, siempre estaba vestido de esa manera que a los ojos del pálido era tierna y a la vez provocativa.

Me ha ido bien~, a los niños le encantaron los pastelillos que hice —rió suave, pero aquella risa que el mayor tanto amaba se había esfumado casi al instante, haciéndolo fruncir su ceño en preocupación. Iba a decir algo, pero reconocería aquel suspiro que desbordó se los labios de su pequeño, estaba triste por algo—. Yoonnie...

¿Qué sucede, cariño? —se incorporó en la silla, prestándole suma atención.

M-Monnie Hyung va a casarse.

Las facciones de YoonGi se suavizaron al escuchar como su chico sorbía su nariz, pues al parecer había estado llorando, y se sentía terrible por haberse dado cuenta ahora. Pasó una mano por si pelo, y respiró profundo.

—Pero... Eso es bueno, mi amor —dijo—. ¿Por qué estás... triste? 

Me siento m-muy mal, p-porque ni siquiera quién es la persona con la que se va a c-casar —oh no, el llanto había comenzado, y en los momentos así, YoonGi odiaba estar tan lejos de su bebé—. Yo le digo todo s-sobre nosotros, Y-Yoonnie... ¡P-Pero él no me dijo nada! ¡¡Nada!!

—Shshh... —trató de calmar al menor a base de palabras dulces, pues era lo único que podía hacer—. Tranquilo, príncipe. NamJoon es un hombre inteligente, no se metería con cualquiera, y casarse es un paso muy grande y serio, y estoy seguro que si él decidió hacer eso con aquella persona, es porque en serio la ama. Y dime, ¿no crees que hubiera sido pero que no te informara acerca de ello?

Un silencio se hizo presente, donde lo único que podía escucharse era la  pesada respiración y fuertes sollozos de su pequeño novio. YoonGi se sentía horrible, era un momento en que JiMin más lo necesitaba, y él estaba sentado en una maldita oficina.

Cerró los ojos con fuerza, estaba frustrado, muy frustrado. Así que tendría que anular aquella sorpresa que le tenía a su bebé, y decírselo ahora. Se puso de pie y tomó sus cosas para después salir rápidamente de la oficina, metiéndose en el ascensor, y suspirando cuando se cerraron las puertas. 

Yoonnie...

—Bebé, no te acuestes temprano —sonrió para sí mismo, mirándose al espejo del ascensor mientras arreglaba el mechón de cabello que estorbaba en su frente.

¿Q-Qué...? —aquello salió en un hilo de voz, tortuoso y agudo. Su bebé estaba sufriendo.

—Estaré ahí lo más rápido que pueda —dijo sin más, caminando fuera del ascensor para dirigirse ahora hacia el estacionamiento—. Te amo, cariño, debo colgar.










Dedication © YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora