Capítulo 1: Los hermanos Hauffman

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Despierto por el estruendoso despertador.

Me levanto lentamente de la cama y voy directo al baño. Hago lo que todo el mundo hace en el baño a las ocho de la mañana y vuelvo a mi habitación. Me acerco al armario y agarro un atuendo normal de casa, cuando estoy a punto de ponérmelo recuerdo que hoy es mi primer día en el EAM y entro en pánico. Abro de nuevo el armario y saco unos jeans, una blusa y una chaqueta. Me los pongo y busco unos zapatos cómodos...una converse bastan. Salgo de la habitación directo a la cocina y mi celular comienza a sonar, no le hago caso y sigo buscando algo que tomar como desayuno.

Termino mi "desayuno" y corriendo voy directa al baño a cepillarme los dientes y el cabello, salgo y vuelvo a entrar porque me olvidé de "maquillarme"; me delineo los ojos y me echo rímel. Salgo de la casa y cierro la puerta. Bajo algunos escalones y recuerdo que las llaves de mi auto están adentro. Subo y con la llave de emergencia escondida bajo el tapete (debería cambiar el escondite) abro la puerta de manera desesperada, como si algún monstruo entrara y se robara la llave.

Volteo la puerta y cojo ambas llaves, voy por mi bolso, meto mi celular y lo demás en él y finalmente, después de cerrar la puerta, pongo la llave de repuesto enterrada en la tierra de una maceta que está al lado derecho de mi puerta.

Bajo hasta el estacionamiento y busco mi auto, me meto en él y mientras conduzco me preparo mentalmente para lo que será entrar en el EAM.

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Llego puntual al lugar, estaciono mi auto y entro.

Camino lento mirando discretamente a todos lados buscando alguna cara familiar o...alguna que me parezca de "ven conmigo, soy buena amiga". Detengo mis ojos en una rubia que le habla animadamente a un grupo de tres chicas. Una con el cabello negro, otra de un tono castaño más oscuro que el mío y otra peliroja.

parecen de esos grupos de chicas sacado de películas adolescentes>>.

Me acerco a ellas.

-Hola-. Digo mientras sonrío de forma amigable.

-Hola-. Responde la primera rubia-. ¿Cómo te llamas?

-Maia.

-Hola Maia. Yo soy Camile, la pelinegra es Marian, la peliroja es Vane y la castaña es Leyla.

-Un gusto-. Respondieron todas al unísono.

-Y-. Dijo ¿Marian?- ¿A qué clase te dirijes?

-Am... artés escénicas.

-Querida-.Camile me miró de manera comprensiva-. todo esto es artes escénicas.

-Ah... entonces al salón C, creo.

-¡Excelente! Estas con nosotras. Te llevaremos ahí luego, por ahora...

Camile dejó de hablar y sus ojos se fijaron en algún punto detrás de mi espalda; Marian, Leyla y Vane la imitaron.

Volteo la cabeza y miro en dirección a donde ellas miraban y lentamente busco algo que pueda llamar su atención, al no encontrar nada me giro y alzo los hombros.

-Hola-. Siento un roce muy brusco al lado de mi hombro, muy parecido a un golpe. Me giro hacia el origen y veo que hay un chico mucho más alto que yo, con ojos verdes azulados y cabello castaño-. Vas a lo de Paul, ¿verdad?

-Claro-. Dice Camile acercandose de una forma seductora a él y plantando su dedo en el hombro del castaño-. Tú, me esperarás, ¿cierto?

-Tal vez. Si no te encuentro hasta las 10, da por hecho que lo he olvidado.

-Claro, claro. No te preocupes. Te veré allá.

El castaño asiente con la cabeza y por fin se da cuenta de mi existencia.

-¿Quién es?-le pregunta a Camile señalandome con el dedo índice. Abro la boca para contestar pero Camile lo hace por mi.

-Ella es Maia. Es nueva y está en el mismo salón que nosotros, la verás aquí muy a menudo. Es nueva.

-Pues, un gusto Maia.¿Cuál es tu apellido?

-Hopper.

-Bueno, Hopper. Me imagino que aún no conoces a Paul, pero cuando lo hagas asegúrate de que estarás invitada.

-Claro, gracias.

-Ya conoces el salón, ¿no?

-Em...-miro hacia Camile y la encuentro con los ojos bien abiertos en mi dirección y las otras tres haciendo señas de "si"-. En realidad ellas me enseñarán el camino.

-¿Te importaría que te lo enseñe?-ladeo la cabeza-el salón, quiero decir.

Camile y las demás estallan en carcajadas.

-Que idea más genial-. empieza a decir Camile-. Lástima que ya nos comprometimos con ese trabajo.

-Si quieres te puedo ayudar Camile, para mi no es ninguna molestia.

-Lo lamento, pero ya nos comprometimos con ella.

-Bien.

El castaño me empuja con el hombro, de nuevo, antes de salir del grupo.

-Bueno, es el del fondo. Es el más grande; te gustará-Vane habló.

-Gracias.

-¿Qué clase de presentar un lugar es eso?-Camile se quejó-. Te llevaremos en un minuto, bueno, cuando debamos entrar.

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Llegamos a un lugar grande, era como un sótano en el tercer piso. Habían gradas que descendían hasta un escenario decorado con cortinas de terciopelo rojo.

-Es muy lindo-. Dije.

-Lo sabemos, es uno de los mejores salones del EAM...¡qué digo! Todos son los mejores.

Los hermanos HauffmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora