Capítulo 4: Besos Volados

73 3 0
                                    

-Maia, ¿podrías dejar de...hacer lo que sea que estás haciendo y prestar atención a lo que digo?-Camile hizo su tercer reclamo de atención en el segundo receso del día.

-Claro, claro. ¿Qué decías?

-Estamos hablando de quién se llevaría el título de Mr. EAM si existiera ese concurso en este lugar.-respondió Vane.

-Hasta ahora los nominados son: Luck Kolloff, Richard Hauffman y , por supuesto, Paul Hauffman.-habló Leyla.

-Y es que con o sin esas heridas y cicatrices sigue siendo igual o mejor que antes.

Leyla, Marian y Vane suspiraron.

Miré a mi derecha y ahí se encontraba Richard, riendo a carcajadas junto a Luck y otros chicos. Entonces fue cuando Luck notó mi prescencia...y luego otro chico. No alejé la mirada. Y ese otro chico mandó un beso volado en mi dirección.

-¡Oye!-grito Camile en mi dirección volviendo a reclamar atención.- Si prefieres ir allá solo dilo, acá todas tienen voz y voto.

-Y libertad.-dijeron Leyla, Marian y Vane al unísono. Como si ya estuvieran acostumbradas a decirlo.

Volví a mirar al grupo donde estaba Richard y esta vez era él quien me mandaba un beso volado. Gran manera de llamar la atención y provocar risas en tu grupo, eh.

.

.

.

Llegando a mi casa -después de un largo viaje en taxi, gracias gran memoria por olvidarte las llaves- almorzé y como a las seis entré en la ducha (no sin antes poner la larga lista musical de "canciones especiales para baño" de mi celular) con el agua caliente a su máximo disfruté de un muy placentero masaje en todo mi cuerpo.

Cuando terminé, salí y me cambié rápidamente.

Fui hacia la cocina y saqué un paquete de galletas con chispas de chocolate de la alacena, lo abrí y comenzé a comer una por una mientras me dirigía hacia la sala. Encendí el televisor y busqué FOX, ya debería estar empezando Los Simpsons.

.

.

.

Luego de los típicos cuatro capítulos seguidos fui a dormir.

>

.

.

.

.

-Nicole...podríamos ir a cualquier lado, pero escoges un parque de diversiones.

-Es que Casaer me dijo que era el mejor de todos a los que había ido. Tú solo conduce, que ya estamos cerca.

Al llegar me estacioné frente a la entrada.

-Bueno, ya estamos aquí.

-Entremos.

Nicole fue directo a la boletería y sacó una tarjeta.

-¿Compraste una tarjeta?-ella asintió emocionada-. ¿Te quieres pasar aquí lo que resta de la tarde?

-Son las 4...no falta mucho.

Entramos y ella se vió encantada por la rueda de la fortuna.

.

.

.

.

Luego de subirme a casi todos los juegos -y de darme cuenta de que 7 de esos casi me hacen vomitar- me di cuenta que Nicole tenía hambre.

Los hermanos HauffmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora