Maia POV
—Esto es ridículo—repetí por décima vez. ¡Es que en realidad era ridículo!
—Maia, prometiste que lo harías. Además, no es la gran cosa— ¿¡qué no era la gran cosa?!
—Casaer, por favor. ¡Nunca dejarías que Nicole se aprovechara de un momento de debilidad mio!—rogué.
—Nicole, ¿no podríamos posponerlo?
—No—dijo seria— ella lo prometió y lo va a cumplir.
¡Maldita la hora en que jugamos verdad o reto!
—Vamos, es como chicle—.Trató de tranquilizarme Casaer.
—¡Que pudo haber tenido otro destino!—grité desesperada.
¿!Por qué tuve que acceder a esto?!
—Es de fresa, ni lo sentirás—. Dijo Nicole con una sonrisa emocionada. Maldita, sabía que yo lo cumpliría.
—¡Son 30 segundos! ¡Claro que lo sentiré!
—¡Ya me cansé!—gritó Nicole —. Casaer, ábrele la boca.
Mierda. Mierda. Mierda.
—Lo que tú digas.
Casaer cogió mi frente con una mano, y con la otra mi mentón; abrió mi boca.
—No por favor—dije como pude.
Pero ya era tarde. Nicole había introducido el objeto dentro de mi boca, en una esquina de mi mandíbula, entre dos molares. Casaer cerró mi boca y la abrió, la cerró y la abrió. No podía ni escupir porque los movimientos de Casaer hacia mi cara eran demasiado rápidos y fuertes, e intentar escupir me traería una buena mordida en cualquier parte interior de mi boca.
La cerró y la abrió, la cerró y la abrió. Así hasta que pasaron los treinta segundos, cuando dejó de hacerme "masticar"—si se le puede llamar así— , momento que aproveché para tomar el balde que estaba entre mis piernas y escupir el objeto en él.
—¿Ves?—pronunció Nicole con una sonrisa victoriosa.
—¿Qué cosa?—dije.
—No era tan difícil masticar un condón—dijo entre risas. Me las pagará.
—Oh, no. Claro que no. Mas bien, aún quedan dos en la caja—dije sonriente mientras tomaba la caja de condones de la mesa— inténtenlo.
Nicole miró pensativa la caja, pero luego sonrió.
—Bien.
Cogió uno de los condones, lo sacó del paquete, y se lo introdujo en la boca. Comenzó a masticar y masticar—mascar—y terminó su acto de treinta segundos haciendo una burbuja.
—Sencillísimo.
Sobra decir que Casaer estalló en carcajadas.
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Entré al salón y me senté al lado de Camile.
—Querida—dijo apenas me vio llegar.
—Hola Camile.Vane. Leyla. Marian.
—Hola—. Dijeron las 3 últimas al unísono.
—Y...¿qué hay?
Camile movió sus ojos celeste entre las tres chicas y finalmente me miró a mi.
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Los hermanos Hauffman
RomanceMaia Hopper, Nicole Benett y Casaer Colleman son el trío inseparable y dinámico (no de la manera pervertida). Hasta que Maia decide cumplir su sueño de ser actriz y asiste al EAM (Escuela de Artes de Madrid) donde se encontrará cara a cara con lo qu...