Noah tomaba la mano de su mejor amiga Lena, también amor imposible. Llevaba enamorado de ella desde que se conocieron en una firma de autógrafos, luego de eso siguieron en contacto y comenzaron a salir juntos. Pero el chico no se atrevía a dar el siguiente paso, por lo que sólo eran mejores amigos.
– ¿Ya llegamos? –preguntó su amiga mientras era arrastrada por su amigo.
– Casi –respondió mientras veía las puertas del hotel. 603, 604, 605, ¡606! frenó de golpe.
– Sí, arráncame el brazo, eh –rodó los ojos sonriendo. Noah rió ligeramente y tocó la puerta.
– ¿Qué hacemos aquí?
– Ya lo verás –la puerta se abrió repentinamente y frente a ellos estaba una Millie sonriente.
– ¡Noah...! y... –la miró un segundo y luego su sonrisa se ensanchó–. ¡Tú debes ser Lena! Noah nos ha hablado tanto de tí –chilló y los hizo pasar mientras el mencionado se sonrojaba ligeramente y la miraba mal.
– Vaya, soy famosa –miró a Noah divertida –. Ya sabía yo que me amabas.
Ni se lo imaginaba.
La presentó y comenzaron a hablar animadamente, hasta que oyeron la voz de alguien.
– ¡Noah, ¿eres tú?! –se trataba de Finn.
– Eh, ¡si! –gritó de vuelta. El azabache entró a la habitación un poco despeinado por su siesta de belleza.
– Hola de nuevo, Mills, y... –miró a Lena y abrió los ojos como platos, bien, ella era muy linda.
– Hola, soy Lena –ella sonrió encantadoramente, quien fue correspondida al instante por él, una incluso mucho más encantadora.
– Lindo nombre, soy Finn –pasó una mano por su cabello.
Noah entrecerró los ojos mirándolos, rápidamente tomó la mano de Lena, cosa que no pasó desapercibida por Wolfhard– Oh, ¿son novios?
– Mejores amigos –respondió ella y la cara de Finn detonó alivio ante ello. Noah ya sabía lo que tramaba, lo conocía perfectamente. Ahora le diría un cumplido y guiñaría el ojo.
– No sabía que tu amiga era tan linda, Noah –y sí, le guiñó el ojo descaradamente, provocando que Lena se sonrojara un poco.
Millie rodó los ojos sonriendo, decidió cortarles el rollo por el bien de su amigo– Deberíamos ir a comer, me estoy muriendo de hambre, ¿quieren?
– ¡Claro! ¿vienes Lena? –le dijo Finn mirándola. Ella miró a su amigo.
– ¿Noah?
– ¿Por qué no? –sonrió forzadamente, la idea de Finn coqueteando con ella todo el tiempo no le agradaba para nada.
Salieron del cuarto y caminaron al elevador mientras Lena y Millie hablaban más adelante de ellos.
– ¿Por qué no me la presentaste antes, amigo? –le mencionó Finn mientras la miraba, Noah rodó los ojos fastidiado.
– ¿Debería de haberlo hecho?
– Ah, sí –contestó obvio.
– No, porque ella es mía... –se retractó nervioso– miamiga... no tuya.
– Sí, pero yo no quiero ser su amigo – sonrió galante mientras le golpeaba el hombro con la palma de su mano.
Noah desvió la mirada de él mientras notaba su sangre hervir. Finn no era un chico feo, en cambio la mayoría de las fans lo preferían a él. Y eso le daba una gran ventaja con las chicas.
Cuando llegaron al restaurante, Millie y Noah se sentaron frente a Lena y Finn, quien casi se había echado a correr por ese lugar.
Durante el transcurso del almuerzo, Finn y Lena habían estado hablando confidencialmente, sonrisas, sonrojos, risas, iban y venían de ellos. Noah sólo podía rodar los ojos o apretar demasiado el utensilio con el que comía.
– Estas celoso –se burló Millie, quien desde hace veinte minutos se había dado cuenta de su mirada hacia ellos.
– ¿Yo? claro que no, ¿de quién? –miró hacia otro lado.
–De Finn —contestó sarcástica—. ¿De quién más? ¡No mientas! Te gusta Lena y por eso siempre hablabas de ella muy emocionado –le sonrió pícaramente.
–Noooooo, un poco, sí –se sonrojó violentamente.
– ¡Síii! –Millie aplaudió muchas veces, emocionada–. Ella es genial, pero... debes apresurarte. Finn es todo un casanova, de buena manera.
– Lo sé... –los miró de mala gana. Parecía como si estuvieran solos en una cita, o aun peor, como novios.
De tan sólo pensar eso, Noah sintió un escalofrío recorrerlo por todo el cuerpo. Su oportunidad, así como a ella, las estaba perdiendo.
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