Todos estábamos caminando por las calles mientras pedíamos dulces, aunque estaba un poco molesto por el hecho de que Max nos acompañara. No quería a nadie más en nuestro grupo, y menos si ella reemplazaba a El.
Llegamos a una casa de ricos, como la pelirroja había dicho, ahí daban los mejores dulces. Esperábamos a que abrieran la puerta ya que Will había tocado el timbre.
Oí el movimiento del arbusto a mi lado y giré mi vista, fruncí el ceño y se quedó quieto. Aparté la vista a la izquierda y abrí los ojos como platos al ver la cara de un payaso a mi lado.
– Boo –susurró, por lo que solté un grito nada varonil. Los demás giraron a verme y también gritaron al verlo.
Pronto, escuché melodiosas carcajadas de niña. Al parecer, ella, se quitó la máscara dejando ver unos ojos marrones hermosos, de tez blanca como la nieve, pecas y un lindo cabello castaño.
– ¡Rayos, debieron ver sus caras! – nos apuntó aún riendo. Su sonrisa era linda.
– ¿Y tú eres? –le preguntó Dustin frunciendo el ceño. Ella dejo de reír con un suspiro y nos sonrió de lado.
– ¿Para qué quieren saber eso? –fue lo que contestó mientras comenzaba a caminar, ignorándonos–. Por cierto, lindos disfraces, pero, ¿por qué hay dos Benkman?, no puede haber dos Benkman en el grupo.
Miré a Lucas y a Will alzando una ceja– ¡ella lo entiende!
Will rodó los ojos y me ignoró– Tu máscara es genial.
– Gracias Will –el mencionado sonrió y los miré ceñudo.
– Soy Mike, él es Dustin, Lucas, Max y Will –apunté a cada uno para agilizar la presentación y captar su atención, también.
– Soy Charlotte, vivo ahí –apuntó la puerta que estaba frente a nosotros.
– Oh, genial.
– Íbamos a pedir dulces ahí –miré a Dustin alarmado, qué vergüenza que ella lo supiera. Ella sólo rió ligeramente, iba a decir algo, cuando me interrumpieron.
– Hey, ¿quieres ser mi amiga? Sólo tengo a estos fenómenos –Max nos señaló y puse una cara molesta. ¿Y ella por qué hablaba?
– Eso creo. Nos vemos en la escuela, adiós –movió la mano y me miró especialmente a mí, ensanchó su sonrisa al ver que mis mejillas adquirían un color rosado y se fue corriendo.
– Pareces un tomate –Lucas tocó mi mejilla, molestándome.
– ¡Cállate!
– Te gustó la niña linda, y tú también le gustaste –negué con la cabeza al oír eso de Dustin. Aunque algo dentro de mí se removió y sentí escalofríos.
– Si es linda –fue lo única que atiné a decir, mientras sonreía bobamente.
– Sí Mike, lo es –Will me palmeó el hombro mientras sonreía divertidamente por mi comportamiento.
~
Al siguiente día, caminábamos por los pasillos de la escuela para ir al salón de clase. No podía evitar mirar a todos lados en busca de ella, de Charlotte.
– ¡La estás buscando!
– ¿A quién? —fingí no entender lo que dijo y me regañé internamente.
– ¡A la niña de ayer! Y pensar que hace unos días estabas deprimido por Eleven –me dijo Dustin con una sonrisa, bufé.
– Eso no... –pero Lucas me interrumpió.
– Mira, ahí está con... oh –decidió callarse mientras miraba atrás de mí, por lo que me di la vuelta. Divisé a Charlotte caminando, charlando con... Troy.
– ¿Qué hace con él? ¿Son amigos, familiares, novios? –lo último lo dije amargamente.
– Tranquilo, tal vez sólo sean amigos – trató de calmarme Will, pero los perdí al ver cómo pasaba su asqueroso brazo por encima de los hombros de ella.
– O no... –llegó Max de la nada y rodee los ojos.
Pero luego sonreí al ver como Charlotte golpeaba su brazo molesta y comenzaba a caminar. Hasta que logró vernos y me sonrió. Lo cual hizo que el color subiera a mis mejillas. ¿Por qué me comportaba así? Basta, Mike.
– Hola Mike –giré hacia atrás confundido cuando no sentí a ninguno de mis amigos. Me habían dejado...
– H-hola –contesté nervioso.
Desde ese día supe que tal vez ella comenzaba a gustarme...
~
Habían pasado unos días. Charlotte se había integrado al grupo y ahora pasaba más tiempo con ella. Lo cual era increíble, había podido conocerla más y viceversa. Ahora, estaba en el baño de hombres mientras buscaba a Dart, el descubrimiento de Dustin quien había escapado gracias a cierta pelirroja que aún odiaba.
Alumbraba con una lámpara el camino. Hasta que oí uno de los casilleros moverse.
– ¿Dart?
Comencé a caminar hacia el ruido. De pronto, la puerta se abrió y observé esa cabellera castaña, así que solté un suspiro de alivio.
– Oh, hola Mike –ella sonrió divertida.
– ¿Qué haces ahí?
– Buscando a Dart, ¿qué más? – contestó obvia y salió mientras caminaba hacia mí, claro, qué tonto.
– Deberías de ir a casa –mencioné y avanzamos hasta llegar al gimnasio.
– Está bien... me gusta estar contigo – esperé a que corrigiera eso, tal vez quiso decir "ustedes", pero no fue así.
– A mí también –sonreí sonrojado.
Ella se acercó rápidamente a mí, y me dio un beso en la comisura del labio. Apenas pude reaccionar, cuando ella salió corriendo.
– ¡Nos vemos mañana, Mike! –gritó mientras cubría su cara con un poco de su cabello, ella estaba sonrojada.
– Hasta mañana...
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