- Stanley Uris

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Jelousy

- Eso es hiedra venenosa, y esa de ahí también, y esa también -Stan señalaba literalmente todos los arbustos de alrededor.

- ¡No todas las malditas plantas son hiedra venenosa, Stan! -le gritó Richie y moví la cabeza de acuerdo.

- ¿En serio? Estoy comenzando a sentir picazón en mi cuerpo -mencionó Eddie y rodee los ojos.

- Sólo son arbustos, tranquilo Eds - caminé junto a Bill y Richie mientras entrábamos al gran conducto de cañería, olía terrible.

- Huele como a tu cuarto, Richie -Stan rió ligeramente, Bill sonrió de lado, sin embargo, Eddie susurró detrás de él un "..." que me hizo reír.

- Ja ja. Cuando huelo eso es la misma cara que hago cuando Stan y tú se besan -replicó Richie, victorioso cuando mi mencionado novio se sonrojó violentamente-. ¡Te dejé callada!

Alzó la mano para chocarlas con Eddie pero éste sólo negó con la cabeza.

Ignorando eso, entré junto a Bill aún más, cuando mire hacia atrás, solo Richie nos seguía.

- ¿No vienen, chicos?

- Ah ah, son aguas grises.

- ¿Qué demonios son aguas grises? - pregunte confundida, otra de sus cosas inventadas.

- Simplemente, pis y mierda. Puedo decirte, que ahora estás parada en millones y millones galones de mierda de Derry -hice una mueca de asco, tal vez esa si era real.

- Eso sonó tan asqueroso -me acerqué de nuevo a Stan, quien rió ligeramente y besó mi mejilla.

- Te ves muy linda cuando arrugas la nariz -sonreí por el cumplido, él era así de romanticón.

- ¡Diablos, no empiecen! -se quejó Richie.

- ¡Callate tarado! -le grité y me enseñó la lengua, infantil.

- La novia ideal -mencionó Eddie sarcástico, lo decía de broma, o así creía.

- Lo sé.

- ¡O-oigan! -Bill alzó un zapato blanco. Me acerqué rápidamente y busqué alguna etiqueta.

- No me digas que es de...

- No -dije al encontrarla-. Es de Betty Ripsom.

- ¿Y si aún sigue aquí?

- No me imagino, ir corriendo con un solo zapato -Richie saltó con un pie tratando de imitarla, yo rodee los ojos. Fue gracioso, pero no era el momento.

(...)

- ¿Esto es seguro? -pregunté muy dudosa, asomándome por el acantilado. Era una distancia considerablemente alta. Los chicos se encontraban a sólo un paso atrás de mí.

- N... -Eddie golpeó a Richie-. ¡Por supuesto!

- Ajá...

- No seas aguafiestas -me replicó el de gafas, claro, como si él se atreviera a asomarse como yo estaba.

- Yo lo decía por tí, eres una gallina - sonreí hacia él para molestarlo.

- ¡Ya lo verás! -entrecerró los ojos y se acercó a la orilla-. Pero para estar seguro de que tú saltes, hazlo primero - me colocó donde él estaba, tratando de ocultar su miedo.

- Idiota -murmuré y coloqué mis manos en el vestido que traía puesto, dispuesta a saltar. Lo subí completamente quedando en ropa interior.

- ¿¡Qué demonios hacen viendo a mi novia!? -oí que reclamó Stan, casi escupo de la risa.

- ¡N-nada! -tartamudeó Bill, oyendose nervioso por sorprenderlo.

- No la veíamos, ¿quién lo hacía? obvio no, bueno tal vez un poco, ¡no me mates, Stanley! -chilló Eddie cubriéndose con los brazos, ya me había volteado mientras los observaba con los brazos cruzados.

- Yo sí, está muy buena. Hay que admitirlo -Richie alzó los hombros descarado, y recibió un golpe en la cabeza.

- ¡Oye!

- Creo que deberíamos de asegurarnos si saltar no hará que mueras -trató de cambiar de tema Eddie, nervioso.

- Sí, vamos Lily, ponte de nuevo la ropa - me dijo Stan con el ceño fruncido. Negué con la cabeza, ahora me lanzaría.

- ¡Adiós inútiles! -hice saludo de militar y salté.

- ¡Mierda!

- ¿Me regalas a tu novia? -oí a Eddie decir.

- E-ella es genial, sin d-duda.

- ¡¿Hola?! ¡estoy aquí! -gritó Stan enojado-. ¡Les recuerdo que es mi novia!

- Como digas...

Ya flotando, observé saltar al chico judío, llegó a un lado de mí y me abrazó.

- ¿Estás bien?

- Sí -reí ligeramente. Él suspiró aliviado -. ¿Sabes que eres muy celoso?

- No es cierto -desvío la mirada sonriendo de lado, tratando de evitar que lo mirara.

- Sí lo eres. Pero así se te quiere -besé su mejilla riendo, él aun no deshacía nuestro raro abrazo.

- Te quiero, Lily -me miró fijamente y sentí los colores subir a mi rostro.

- Yo mucho más, Stanley -sonreí y me besó, después de ser mojados por todos los demás al lanzarse como locos.





editado, 2020

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editado, 2020

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