Capitulo 53

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―¡Feliz navidad, hijo! ―Adrian abrazó a su primogénito con algo de fuerza cuando el reloj marco las doce. El tiziano sonrió al corresponder el abrazo. ―Eres lo mejor que me ha pasado, pequeño. Te amo muchísimo. ―separandose solo un poco, sujetó con sus manos el rostro del menor y le propino caricias en las mejillas con los pulgares. ―Quiero verte sonreir y ser feliz, Alex. ―el muchacho suspiro, sabia exactamente a lo que su padre se referia, ―ya estas grande y creo que sabes que todos cometemos errores y merecemos una oportunidad, piénsalo. ―dejando un beso sobre su frente, Adrian se separó y fue a la cocina en busca de su esposo.

Alexander lo observó partir en silencio mientras sentía su cuerpo descomponerse nuevamente. ¿qué tenia de feliz aquella noche si se sentía horrible? desde aquel dia en el que Nathan se le había declarado, su vida de una forma u otra había cambiado. Ya no había momento en el que no pensara en él. Sus pensamientos habían sido ocupados por el chico de cabello café y los recuerdos de sus labios juntándose en aquel suave beso. Recordar la felicidad que le habia propinado ese momento lo hacia sentir completo. Era estúpido seguir negándose a si mismo lo que sentía por su compañero. Pero temia, era justo ese sentimiento el que lo hacia mantenerse alejado.

Hacía dos años atras habia pasado por un misma situación en la cual habia tocado fondo. No podia ni quería permitirse pasar por lo mismo. Pero hasta su parte lógica sabia que estaba exagerando las cosas. Sus padres lo habian dicho, Nathan solo se habia equivocado, solo habia seguido sus sentimientos sin ponerse a pensar en las consecuencias que tendria. ¿estaba mal hacer eso? La verdad es que no, errar es de humano y Alexander sabia que el castaño lo era, entonces, ¿por qué no darse la oportunidad? ¿por qué seguir haciéndose daño cuando su pase a la felicidad estaba allí, a la vuelta de la esquina?

Suspirando observó el teléfono que yacia sobre sus manos. Sin darse cuenta habia sacado este de sus bolsillos y habia buscado entre sus contactos el numero del castaño. Aquello sin duda alguna era una señal. Debía llamarlo y arreglar las cosas. Moviendo sus dedos rápido por la pantalla, eligió la opción llamar llevando el móvil hacia su oreja.

«Hey, chico nuevo» Decir que no habia sentido su cuerpo desfallecer seria mentir. Su cuerpo se habia convertido en gelatina solo por escuchar aquella voz mediante la bocina del móvil. Sus mejillas de un momento a otro se habían tornado carmesí y sus manos habían comenzado a transpirar.

―Nathan… feliz navidad, Nathan. ―un tartamudeo broto de sus labios, causando que el castaño se riera por el otro lado. Aquello sin duda alguna no ayudaba al tiziano a calmarse. ―¿Cómo estas?

―Feliz. Mi regalo de navidad se hizo realidad, me llamaste. ―Alexander se sorprendio. ¿Nathan lo habia pedido como regalo de navidad? Aquello debía ser un chiste; un chiste que lo tenia feliz. ―Aunque me hubiera encantado tenerte aquí y no simplemente escuchar tu voz, pero algo es algo.

―Creo que tienes razón, algo es algo. ―susurró el muchacho. Una ola de silencio se apodero de ambos, aprovechando asi de sumergirse en sus propios pensamientos.

Alexander sonrio. El tan solo escuchar la voz de Nathan lo había llenado de felicidad. La nube gris que le persiguia, comenzaba a alejarse poco a poco y todo se debía a que el chico de cabello castaño, era una hermosa luz para Alex, aunque este no lo quisiera aceptar aun.

―¿Me extrañas? ―aquella pregunta se adentro en el oído del chico haciéndolo suspirar. ¿Era correcto que admitiera que lo extrañaba? ―Te extraño, Alex. mucho, demasiado. No sabes cuanta falta me hace saber de ti. Hablarte, escucharte, pelear contigo por mensaje. He tenido malos días y no te culpo, estoy consciente de que merezco esto y posiblemente más, pero ya no se que hacer sin ti, Alexander. En serio te necesito, eres la razón de mi felicidad…

El tiziano quien escuchaba en silencio, sentía como su corazón había aumentado sus latidos de un momento a otro. Sabía que Nathan era el responsable de ello. Estaba consciente de que solo el castaño tenía ese poder sobre él. Sin duda alguna no había vuelta atrás, debía admitir sus sentimientos, debía decirle toda la verdad y estaba listo para ello.

―Nathan… ―susurró cerrando sus ojos para buscar la valentía necesaria. Sin embargo, cuando escucho otra conversación por la bocina del móvil, abrió sus ojos al sentir como las lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas. Alex observó la pantalla del teléfono y notando los minutos correr, decidió finalizar la llamada. Solo unas simples palabras le habían bastado para darse cuenta de que había sido un idiota al pensar en una segunda oportunidad.




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¡Feliz Navidad! XDDD

Espero disfruten del capítulo. Recuerden hacerme saber sus opiniones mediante votos y/o comentarios.

Linda noche ❤

Hey, chico nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora