Cerrando su cuaderno de matemáticas, el tiziano dejó caer su rostro sobre el mismo suspirando. No había duda alguna de que él y las matemáticas, no se entendían. Simplemente no comprendía porque se le hacían tan difíciles aprenderlas. Cuando su padre o Nathan le explicaban, se lo hacían todo mucho más fácil, pero en ese momento, ellos estaban muy ocupados.
Nathan había dejado de lado a Alex por andar detrás de las faldas de Mónica y su padre; a pesar de llegar agotado del trabajo, se esforzaba por enseñarle a su hijo lo que debía hacer, pero el tiziano siempre terminaba mandándolo a dormir. Inflando sus mofletes, levantó el rostro de la mesa y observó la hora en su reloj de muñeca. Su padre pronto estaría ahí y debía estar listo.
Tomando sus utensilios de estudios, los guardó en su mochila, para luego colgarla en sus hombros y salir en carreras de la biblioteca, pero para su sorpresa o desgracia, al momento de cruzar la puerta, su cuerpo choco con el cuerpo ajeno de su maestra. Maldiciendo internamente, ayudó a la mujer a tomar los libros que le había derrumbado.
―Maestra, realmente lo siento. No me fije por donde venía. ―decía entre tartamudeos mientras arreglaba los libros y se los entregaba a su respectiva dueña. ―En verdad, lo siento.
―West, no te preocupes. Por cierto, ¿cómo van las clases con mi hijo?
―¿Hijo? ―la sorpresa en el tono de voz del tiziano, no había sido ignorado por la maestra, quien reía.
―Pensé que Nathan te había dicho que era su madre. ―el tiziano negó. Así fue como descubriste mi nombre… pensó. ―De hecho, fue él quien se ofreció a ayudarte, así que por eso te lo recomendé.
―¿En serio, maestra? ―preguntó el chico algo sonrojado. En su interior estaba bastante enternecido.
―Así es, pequeño. Ahora debo irme, tengo que entregar estas cosas. Nos vemos mañana, Alex. ―el muchacho asintió y abrió la puerta a la fémina quien le agradeció por el gesto.
Después de ello, caminó en busca de su compañero; si la maestra seguía en el colegio, existía una posibilidad de que él también estuviera, así que aprovecharía la oportunidad de darle las gracias. Nunca se hubiera imaginado que Nathan y la maestra Smith eran familia y mucho menos que el castaño se hubiera ofrecido por sí solo a ayudarle; siempre había pensado que ella había tenido la idea.
Notando como los integrantes del equipo de futbol marchaban por el pasillo, supuso que Nathan también debía estar por allí, así que decidió estudiar a cada uno con la mirada, pero al no verlo se imaginó que este aún seguía en los vestidores.
Así fue como dejando salir un suspiro y acomodando la mochila en sus hombros, decidió ir en busca de este, pero cuando dio el primer paso hacia ellos, observó como el castaño salía del mismo en compañía de la rubia por la que desde hace días lo había estado reemplazando.
Sin hacer o decir nada, el tiziano se quedó allí observando como el castaño acariciaba la mejilla de la fémina y le susurraba cosas al oído. El pecho de Alex había comenzado a doler. Sentía que el oxígeno no le llegaba a los pulmones. De nuevo tenía ese sentimiento que lo asfixiaba y acorralaba contra la pared mientras que sentía como las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas en un intento de desahogarse.
Cubriendo sus labios con ayuda de sus manos, evitó que un sollozo saliera de estos cuando sintió el teléfono vibrar en sus bolsillos. Al menos su padre ya había llegado salvándolo de seguir mirando aquella escena tan tortuosa donde el chico que le gustaba se besaba con otra persona.
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Al fin Wattpad me deja subir el capitulo, lamento mucho la tardanza. Espero les guste. Recuerden hacerme saber sus opiniones mediante votos y/o comentarios.
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Hey, chico nuevo
Teen FictionNathan es un joven adolescente que suele aburrirse constantemente en las clases teóricas. Sin embargo, cuando la clase es interrumpida y la maestra da la bienvenida al nuevo integrante, el muchacho ve su ruta de escape a tal aburrimiento, comenzando...