Después de tanto tiempo, al fin el catorce de febrero había llegado. Una fecha que muchas personas ansiaban, unos porque podían compartir con sus parejas, algunos porque aprovechaban de confesar sus sentimientos y otros porque les gustaba la fecha para salir con sus amistades a comer.
Nathan ese día estaba bastante nervioso. Era la primera vez que la pasaría con alguien, ya que todos los años anteriores, solo había estado encerrado en su habitación jugando o viendo películas, nada interesante a decir verdad. Pero este catorce de febrero era diferente, tenía con quien disfrutar y compartir aquel romántico día y tenía una idea de cómo poder cerrarlo con broche de oro.
Todo el día se la había pasado dándole detalles a Alexander, ya sea con flores, chocolates o cualquier dulce que había comprado el día anterior en la tienda cerca de casa.
Alex por otra parte, al fin le había obsequiado la camisa de Iron Man y Nathan se encontraba muy feliz. Ya que desde hacía un tiempo que quería una camisa de aquel superhéroe y que Alex se la obsequiara, la convertía en su favorita.
―Bien, llegamos. Necesito que cierres tus ojos. ―Alex frunció el ceño pero aun así cerró sus ojos y se dejó guiar por Nathan. El chico camino nervioso por el jardín de aquel hogar. No estaba muy seguro de si se encontraba haciendo lo correcto, pero debía intentarlo. Se había pasado una semana preparando aquel día y no quería que nada se arruinara.
Después de haber ido a cenar, Nathan y Alex caminaron hasta una pequeña casa, muy cerca de la casa del castaño. Aquella era la casa de sus abuelos, ellos se encontraban de viaje, pero aun así le habían dado al chico el permiso de usarla aquella noche.
Suspirando, el muchacho se detuvo y saco de sus bolsillos un pañuelo, cubrió los ojos del contrario y al asegurarse de que no estaba viendo nada, salió en carreras hacia las plantas que su abuela tenía en el jardín.
―¿Nathan? ―cuestionó el tiziano un poco nervioso. Le asustaba el haberse quedado allí de pie y solo. ―¿Sigues aquí? No me está gustando esto. ―susurro abrazándose a sí mismo, si Nathan no daba señal alguna, el tiziano saldría en carreras de aquel lugar.
Sin embargo, de un momento a otro, la voz de Nathan se escuchó nuevamente.
―Quítate el pañuelo. ―Alexander obedeció y se quitó el pañuelo en silencio, observó curioso como el castaño se encontraba frente a él. Sus orbes brillaron cuando noto aquella plantación de rosas blancas. Sus flores favoritas. ―¿Te gustan? ―el menor asintió sonriendo. ―Espera un momento más. ―Nathan se movió de su lugar siendo seguido por los orbes de Alex. De un momento a otro, el menor notó como la plantación de rosas blancas se ilumino dejando que el chico leyera un escrito letra por letra.
Nathan sentía su corazón latir con fuerza, parecía que quería salirse de su pecho en ese momento. Alex por otra parte no podía creer lo que estaba mirando. ¿En serio estaba leyendo correctamente? Sin pensarlo dos veces, corrió hacia el chico, abrazándolo y besándolo en los labios una y otra vez. Ambos adolescentes reían con ternura. Nathan abrazó y alzo a su chico para luego comenzar a girar hasta caer en el cómodo jardín. El tiziano sonrió y con ternura, se subió al cuerpo del chico que lo hacía suspirar, para luego besarlo con suavidad en los labios.
Nathan no podía sentirse más feliz. Simplemente había valido la pena hacer las labores de la casa, para que su mamá le pagara y él logrará juntar el dinero suficiente para comprar aquellas luces blancas que le habían ayudado a escribir la pregunta más importante en su vida, hasta ese momento.
Alex, ¿aceptas ser mi novio?
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¡Capítulos finales!Espero disfruten del capítulo. Recuerden hacerme saber sus opiniones mediante votos y/o comentarios. Linda noche ❤
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Hey, chico nuevo
Teen FictionNathan es un joven adolescente que suele aburrirse constantemente en las clases teóricas. Sin embargo, cuando la clase es interrumpida y la maestra da la bienvenida al nuevo integrante, el muchacho ve su ruta de escape a tal aburrimiento, comenzando...