Capítulo l: "Azul grisáceo"

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Enero 2017
Expulso humo por mi boca. Dejo el pincel sobre la paletilla y observo mi obra abrazándome y dando calor en mis brazos. Niego con la cabeza, cierro la puerta del balcón, el frio estaba calando los huesos de mis brazos incluso con el suéter tejido de mi madre puesto.
Desastre, había hecho otro estúpido desastre al pintar el quinto día nublado que había en Londres. No sé en qué estaba pensando cuando decidí mudarme aquí, el clima es pésimo para pintarlo, pero la temperatura me agradaba y ya tenía muchos amaneceres y atardeceres de Dallas.
Me dirijo a mi diminuta cocina del apartamento y me encuentro con la cafetera vacía, y la lata de leche en el basurero.  Me suelto el moño de mi cabello y descuelgo mi chaqueta del perchero colocándomela. Tomo mi bolso y salgo de la pequeña habitación, en el pasillo me encuentro con Rick, mi atractivo vecino de enfrente el cual estaba besándose con su atractiva novia. Él se toma la molestia de saludarme con la mano al aire y me dedica  una sonrisa simpática, mientras que ella ni siquiera se gira a mirarme. No me molesta, digamos qué, no me cae demasiado bien ni yo a ella. Le devuelvo  el saludo a Rick y bajo dos pisos.
Camino tres manzanas hacia el sur encontrándome con la cafetería más cercana, entro y pido un moka descafeinado y un sándwich. Tomo asiento  en una mesa al fondo y me dispongo a tomar mi desayuno.
De un momento a otro, mi celular recibe una llamada, era mi madre. vacilo un segundo y al final le contesto.

—Hola, mamá.
—¡Feliz cumpleaños, cariño!—grita en el auricular. Miro hacia enfrente temiendo que el sonido haya logrado viajar hasta los oídos de todos en el lugar, sin embargo, presencie como un chico alto, delgado, de piel blanca, cabello negro y lentes de sol entraba tomado del brazo de una chica.
Me llama la atención su estatura, y sus lentes de sol, la mañana estaba completamente gobernada por  nubes grises ¿Cuál era su problema?
Ambos fueron a la caja y la chica pidió de comer por los dos, luego, se sentaron en una mesa al otro extremo.

—Gracias, mamá—interrumpí su discurso que  me daba cada año desde que me mude de casa.
—Espero que este año no lo pases tan sola y apartada. Linsey dijo que iria a visitarte de sorpresa.
—Bueno, ya no será una sorpresa.
—Ups, lo siento, tendrás que fingir asombro—sonreí--¿Y qué has pintado?
—Esta mañana hace más nubes grises—digo desanimada. Y la risa del chico me obliga a regresar mis ojos hacia él.
La chica también era linda, de cabellos dorados, piel blanca, delgada, algo baja y de ojos verdes.

—Deberías animarte a pintar personas de una vez, ya tienes bastantes paisajes—en cuanto mi madre decía aquello, la chica le quita los lentes de sol y me quedo increíblemente asombrada ante lo que veo. El chico tiene unos ojos preciosos, de un azul grisáceo encantador y atractivo. Tiene rostro de niño, pero apuesto que tiene  veinte años. 

El chico sonríe y su sonrisa iguala a sus ojos, trata de quitarle los lentes a la chica sin éxito, ella nota que los observo y le dice algo al chico al oído. Bajo la mirada antes de que él me note y siento ruborizarme.

—Lo intentaré, mamá.
—Te amo, querida y te extrañamos mucho.
—Yo igual. Hasta pronto—cuelgo la llamada y termino mi desayuno sin levantar de nuevo la vista.

Cuando acabo, desecho  todo a la basura y al salir, noto que ambos chicos ya no están. Me siento aliviada y la vergüenza se me pasa un poco.

Salgo del local y camino las calles de regreso a mi apartamento, entonces, en una esquina, dos chicos se encuentran inesperadamente conmigo chocando de frente  y uno de ellos derrama su café sobre mi pecho. El líquido caliente quema mi piel pero enseguida me da frio. 

—Como lo siento, en verdad—exclama el chico algo nervioso.

Levanto la cabeza para poder observar sus cautivadores ojos, y sorpresivamente, aquellos expresaban una disculpa hacia mí, sin embargo no me observaba. Sus ojos estaban dirigidos hacia otra dirección. Caigo  en la cuenta unos segundos más tarde… el chico es ciego.

Se busca una mirada《Asa Butterfield》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora