Capítulo IV: "Alguien más"

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Jane.

Los días en casa de Argie pasaban muy lentos para mí. No dejaba de pensar en ella y Asa estando solos en la habitación o ella tomada del brazo de él. Las cosas entre Argie y yo estaban algo tensas, de una forma de la que ninguna sabia de que hablar cuando estábamos solas. Ella es una chica muy adorable y dulce, pero tenía su carácter, cuando algo no le gustaba enseguida lo expresaba, sinceramente, era algo que no se esperaba de ella al verla por la calle.

Antes de conocerla oficialmente yo ya la había visto en la cafetería cuando iba a comprarle una pastelillo a Asa, podía pasar horas admirando la belleza de Argie que me olvidaba por completo que me esperaban en casa, hasta que decidí sacar a mi amigo invidente como pretexto para seguirla viendo. Estaba de sobra decir que el incidente del café derramado fue totalmente intencional.

—¿Argie?—nombró Asa desde la puerta de la habitación.

—Soy Jane—conteste y vertí un poco de mantequilla sobre un sartén caliente—Hago el desayuno—Asa dio unos pasos hacia enfrente, encontrándose con la encimera de la cocina, con las manos encontró un taburete y se sentó sobre el.

—Antes preguntabas solo por mí—sonrió.

—¿En dónde está ella?—lo observe, mantuvo su sonrisa de enamorado hasta que le conteste.

—Creo que salió a caminar con Rick—su sonrisa que borró lentamente—Es el vecino de enfrente y, no es por nada, pero es muy guapo y se ve que tiene mucho interés en ella, bueno, hay química entre ellos.

—Ningún chico se resistiría a ella.

—Tampoco a Rick—rompí dos huevos sobre la mantequilla caliente y los deje cocer mientras vertía café en una taza—¿quieres café?

—Por favor—saque la crema del refrigerador y prepare la bebida con un poco de endulzante.

—Aquí está—anuncie y coloque su mano en el envase.

—¿Sabes si a ella le gusta ese chico?—pregunto inseguro.

—Me duele decirte estas cosas, Asa, pero soy tu amiga y mereces que sea sincera contigo. No se me hace justo que Argie salga con ese chico mientras que, claramente ustedes tienen una relación, aunque no hayas hablado conmigo de eso—hice una pausa y él no contestó—yo veo que hay algo más entre ellos y veo la tensión. Tienes que dejar las cosas claras con ella, Asa. Hay que ser realistas, eres un chico muy lindo y le gustas, pero tu problema pronto será un problema también para ella.

—Dices que ella... ¿Se hartará de mí?

—Quiero estar equivocada, amigo—apreté su mano—Ella ahorita puede estar dispuesta y puede decirte muchas cosas bellas para hacerte sentir bien, pero muy en el fondo sabe que es mentira. No hay mucho futuro para ustedes, Asa. Lo siento—tragó saliva con dificultad—Ella necesita a alguien más.

Me aparte y serví el desayuno.

—Se me fue el apetito—mascullo y se levantó.

—Lo siento, Asa, no fue mi intención.

—Lo sé, solo quiero estar solo. Saldré a tomar aire—caminó hacia la puerta, la abrió sin problema y salió del apartamento.

Treinta minutos después, la puerta se abrió nuevamente, esta vez una cabellera larga y rubia se asomó.

—No pude hacerlo—exclamo la chica colgando su bolso en el perchero y dejando las pinturas sobre el sofá. Me acerque a ella por detrás y observe la pintura de Asa sobre el lienzo. Aquella pintura era una verdadera obra de arte, la calidad de los trazos, los colores, todo, la imagen era realmente fascinante.

—¿Qué cosa?

—Venderla. No puedo. Tuve muchas ofertas, pero imaginar el rostro de Asa en otro lado, con otra gente, preguntándose quién es, no me gustó—sonreí y asentí dándole la razón—Además, la puntura no le hace justicia a sus ojos, siento que aún me falta algo para resaltarlos como en realidad son.

—Esta increíble, Argie, no necesita nada más—la apoye y acaricie su hombro—Haces bien en no venderla, yo también me pondría celosa—giro su cabeza hacia mí, hizo falta medio centímetro para que nuestras narices se rosaran.

—¿En dónde está?—dio un paso atrás.

—Salió a caminar.

—¿Solo?

—Recuerda muy bien las calles, no te preocupes.

—¿Cómo que las recuerda muy bien?—preguntó confundida.

—Si... no fue hace mucho de... ya sabes—la rubia mantuvo su cara de confusión—Espera, ¿Asa no te dijo del accidente?—pregunté asombrada.

—¿El accidente?

—Ay no, lo siento, lo siento.

—¿Qué accidente?

—Pues en donde sus padres murieron y el perdió la vista. Fue hace cuatro años—Argie cayó sentada al sofá de la impresión.

—El me... había dicho que nació así y que... sus padres lo abandonaron—lagrimas comenzaron a mojarle el rostro con rapidez. Me senté a su lado y la abrace por los hombros—pero si fue hace tan poco tiempo—sollozó.

—Tranquila, él no quería mentirte, tal vez no quería que le tuvieras lastima—acaricie su espalda para tranquilizarla.

—Tengo que hablar con el—quiso levantarse pero la sostuve.

—Tienes que tranquilizarte primero—la sujete de la cara y le limpie las mejillas—No abras viejas heridas, él te quiere y nunca lo había visto tan feliz desde entonces—asintió. Aspiró con fuerza y cerró los ojos. Su pecho subía y bajaba a un ritmo muy rápido, entonces no luche más conmigo misma y la bese en los labios sin pensarlo dos veces, 

Se busca una mirada《Asa Butterfield》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora