Lo que había pasado el día anterior, parecía un sueño. Casi parecía como si tuviera una familia que le importara. Pero quizás simplemente no tenían interés en lidiar con mi cadaver ahogado. Sin embargo, ¿por qué Simón había ido a buscarme? ¿Qué interes podía tener él en mí después de todas mis mentiras y manipulaciones? ¿Por qué me rescató si ni tenía el deber de lidiar con mi muerte?
Con tantas preguntas sin responder, mi cabeza me había empezado a doler. Me dirigí a mi espejo y me preparé para iniciar mi conversación con mi reflejo. Sin embargo, antes de que si quiera emitera un sonido, la puerta de mi habitación se entreabrió.
- Oye, Simón, creo que está dormida.- decía Luna.
- Tiene que desayunar, son casi las diez.- protestó él.
Aturdida, abrí la puerta sorprendiendo al par que intentaba decidir si despertarme o no.
- No tengo hambre.- declaré aclarando sus dudas de si les había escuchado o no.
-Ambar, ¿por qué no nos acompañas? Mi mamá hizo unos muffins impresionantes.- me insistía Lunita.
- Necesitas empezar bien el día.- indicó Simón intentando tomar mi mano pero yo la alejé.
- Lo que necesito es estar sola.- respondí cruzandome de brazos.
- Pero...- se quejaba Luna desesperandose. - Simón, habla con ella. A ti parece escucharte.- le indicó yendose.
- ¿No crees que has estado demasiado tiempo sola?- consultó él.
- Ya me acostumbré.
- ¿Acaso no te cansas de alejar a todos los que quieren ayudarte?
- ¿Ayudarme? ¿Vos no estabas enojado conmigo por haberte "mentido"?- interrogué acercandome a él.
- Aún creo que no fue nada padre lo que hiciste, pero lo que hiciste ayer me parece que fue un llamado de atención.
- ¿Llamado de atención? ¿No entendiste que quiero estar sola?
- ¿Por qué lo hiciste, bonita?
- ¿Por qué no me dejas en paz?- cuestioné apartandolo y cerrandole la puerta de mi habitación en la cara. Oí sus pasos alejandose, quizás él ya se había cansado de mí, quizás le había recordado por qué me odian todos en primer lugar.
Dirigí mi mirada al espejo, y tomé asiento.
- Realmente no puedo creer que él haya venido a obligarme a desayunar como si fuese mi jefe. Como si le importara.- dije recordando nuestra breve relación que apenas duró más que un parpadeo. - ¿Qué quiere él de mí? Ahora no soy millonaria, la que se lleva la fortuna Benson y mi anterior vida lujosa es la patetica de Luna. Casi que le tengo envidia porque tiene el patín de cristal, amigos que solían ser mis amigos, mi casa, la que por un momento creí mi identidad como "Sol Benson", e incluye una familia que realmente la ama. En cambio a mí, el único que me quiere es mi abuelo, que ni siquiera es biológicamente mi abuelo, ni tampoco sabe que yo sabía la verdad sobre Sol Benson y me quedé callada a fin de ayudar a mi madrina quien me abandonó. Me abandonó tal cual hizo Simón recién.- dije cuando mis ojos se volvieron de cristal.
- Bueno, para ser justa, tampoco lo dejé pasar a mi habitación y verme hablar conmigo misma, porque tampoco es asunto suyo. Él y yo, no somos, ni vamos a ser nada. Quedó claro que no cree que sea la clase de persona que él quiere. Creyó que mis sentimientos por él fueron mentira, sentimientos que jamás pienso volver a sentir por nadie. Si quieren amarme, amenme, pero no esperen que yo los ame, ese sentimiento ya lo ahogué.- declaré.