Princesa.

596 27 0
                                    

- Ámbar, antes de que subas al escenario quiero regalarte algo.- dijo Simón cuando ya estaba lista para salir.

- Pasa.- le dije retocandome el brillo labial.

- Wow, realmente eres una princesa.- se sorprendió al verme con las manos ocultas tras su espalda.

- Tuve ayuda.

- Pues, ¿sabes? Te falta algo que tiene toda princesa.

- ¿Qué?- pregunté divertida cuando él mostró que a sus espaldas llevaba una tiara de princesa que deslizó sobre mi cabello con delicadeza. - ¿Cómo?

- Le pregunté a Luna qué podría regalarte para tu primera presentación en el Open, y me dijo que una tiara te iría muy bien como reina de la pista.

- Aw...- lo abracé con calidez cuando vi una silueta familiar tras Simón. - ¿Sharon?- reconocí.

- ¿Qué?- consultó Simón confundido.

- Creí haberla visto, pero debo estar confundida.- dije tratando de convencerme a mí misma.

-¿Pero te sientes bien?

- Lo estaré.- le sonreí yendo con hacia el escenario, Simón se tardó en aparecer para acompañarme con la guitarra, casi me hace creer que se arrepintió de todo. Pero llegó y lo sorprendí tocando otra canción, distinta a la que él esperaba.

- Si esto fuera como antes, que la vida fuera en paz, pero es mejor soñar...- canté tocando sóla la guitarra.  - Ya no caben los problemas, ahora casi todo es gris, pero es mejor soñar...- le sonreí al verlo feliz. Pude notar que mis amigas me acompañaban cantando parte de la canción desde sus asientos y que los Valente y el abuelo habían venido a verme también.

- Te regalo este cuento de amor, te regalo el corazón.- oí a Pedro y Matteo sumarse con la batería y el teclado.

- Yo soy la princesa, la del cuento de Hadas, que por fin se quiere despertar...- armonicé. - Y tú eres el héroe, de las mil y un batallas. Ayúdame que me puedes salvar...- le dediqué a Simón. -Quédate en mi cuento de amor... Quédate en mi cuento de amor....- continué cuando Simón comenzó a tocar su guitarra y yo dejé de tocar la mía. - En mi bosque encantado, solo hay un príncipe azul, y creo que eres tú.- lo señalé. - Y si algo aun nos falta, queda magia para hacer, ven dame de tu luz... Te regalo este cuento de amor... Te regalo el corazón...- canté tomando el microfono entre mis manos. - Yo soy la princesa, la del cuento de Hadas, que por fin se quiere despertar... Y tú eres el héroe, de las mil y un batallas. Ayúdame que me puedes salvar...  Quédate en mi cuento de amor... Quédate en mi cuento, de amor.- concluí recibiendo aplausos hasta que vi nuevamente a esa silueta como sombra y la seguí.

- Sharon...- llamé a la mujer de peluca oscura y gafas de sol en un día nublado.

- Yo te venía a buscar, y cuando pensaba que no podías ser más rídicula, se te da por jugar a la princesa cuando no tenemos nada más que la una a la otra.

- Me estás cargando ¿verdad? En todo este tiempo, no recibí ¡ni un mensaje tuyo! ¿y tenes el atrevimiento de decirme que sólo nos tenemos la una a la otra? Porque las cosas cambiaron, Sharon. Ya no me interesa ser vos, me interesa que me quieran como soy.

- Suerte encontrando a alguien que te quiera con este disfraz.

- ¡Pues a mí sí me ama alguien y yo le correspondo!

- ¿Quién? ¿Matteo? Es italiano, no me sorprende.

- No, Simón.

- ¡¿Simón?! ¿El amiguito de Sol?

- Sí,  y yo lo amo.

- ¿Neta?- escuché a Simón detrás mío.

- Tanto tiempo viviendo en Argentina, y sigue hablando mexicano. No tengo tiempo para esto.

- Nunca tuviste realmente tiempo para mí.- declaré logrando que se volteara. - No es que sea ingrata de todo lo que me diste, pero la realidad es que siempre hubo algo más  importante que verme patinar, o cantar... si viniste ahora es porque queres algo, pero no te voy a ayudar a molestar a los Valente porque ellos, a diferencia tuya, saben lo que es  una familia.

- No me digas que los preferís a ellos, antes que a mí.

- Ya lo dije.

- Pero, Ámbar...- decía Sharon cuando llegaron oficiales que la detuvieron.

- ¿Vos los llamaste?- pregunté volteandome a Simón.

- Cuando dijiste Sharon en el camerín, sospeche que ella estaría por aquí así que llamé a la policía denunciando la sospecha de que se encontraba aquí.

- Sos mi heroe.

- Tú eres la que se enfrentó a ella finalmente. Estoy orgulloso de ti.

- También yo.- admití.

Sharon fue sentenciada a realizar un tratamiento de rehabilitación y trabajo comunitario a fin de poder volver a integrarse a la sociedad, y acabó siendo una gran asistente para Miguel en la administración de la mansión.  Delfi, Jazmín y yo volvimos a ser amigas pero bajo la simple condición de que nuestra amistad solo estaba sujeta al cariño. Pero Luna, Nina, Jim y Yam, ocupan el puesto de mis mejores amigas, especialmente Luna quien estuvo ahí cuando ni siquiera yo misma me quería. Finalmente, Simón y yo estamos felices juntos, y nada puede cambiar eso.

Y así vivimos felices por siempre.

Fin.

Dedicado a @ReniiTinista por darme la idea de la canción.

No te enamores, Ámbar.❤️ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora