Claroscuro.

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La cita con Benicio fue la más aburrida del mundo, no tenemos nada en común salvo nuestro insaciable desprecio por los chicos del roller, en especial de Simón.

Fue cuando acabé la cita cuando noté que había algo diferente en la mansión. Luna se refería a mi abuelo como abuelo y Sharon no estaba en ningún lado.

- ¿Se puede saber qué rayos está pasando acá?- cuestioné indiganda.

- ¡Buenas noticias, Ámbar!- decía Alfredo con entusiasmo. - ¡Luna es Sol Benson!

- ¿Cómo?- cuestioné fingiendo sorpresa. - ¿Mi madrina se enteró de esto?

- Parece que Sharon ya lo sabía y estaba tratando de que no lo descubramos, pero ahora ella escapó y la familia está unida nuevamente.- sonrió.

- ¿Unida? ¿No acabas de decir que tu hija escapó?- interrogué aturdida cuando llamaron a la puerta y Luna fue a abrir.

- Ámbar ¿no podes estar feliz por tu prima?

- Si me agradase mi "prima", estaría muy feliz por ella.- declaré a punto de encerrarme en mi habitación cuando escuché su voz.

- Buenas noches, familia Valente ¿o debería decir Benson?- saludó Simón.

- No veo qué tienen de buenas.- repliqué.

- ¿Mala cita con Benicio? Te dije ese chavo no era bueno para ti.- señaló, y la peor parte es que tenía razón.

- Eso fue lo único bueno del día, gracias por recordármelo, Simón.- respondí retirándome sin volver a voltearme.

Llegó la hora de cenar, pero no tenía hambre. Tenia una mezcla de emociones, tristeza y alegría por la partida de la complicada madrina, enojo porque Luna tenía la que debía ser mi vida perfecta y...

Mis pensamientos fueron interrumpidos por Simón que personalmente vino a avisarme que era tiempo de cenar.

- Señorita Ámbar, la cena está servida.- dijo con una tierna y torpe elegancia, podria ser el único que siga tratandome como princesa, un recuerdo de lo que fui que cada minuto parecía más lejano, un recuerdo que me enojaba.

- No voy a ir.- declaré volteándome molesta.

- Oye, ¿dije algo malo?

- ¿Podes dejar de ser tan falso conmigo? No necesito que finjas que te importo, para eso ya tengo a Benicio.

- Él no es un buen chavo, jugará contigo y luego te destrozará cuando encuentre a otra.

- ¿Ahora estás diciendo que soy reemplazable? Gracias, Simón, me siento mucho mejor.- respondí sarcástica.

- Es imposible hablar contigo, uno intenta ayudarte y tú lo espantas.- declaró el frustado mexicano.

- Quizás no quiero tu ayuda ¿no se te ocurrió?

- Ámbar, mírame a los ojos y dime que no quieres hablarme.- me pidió Simón dirigiéndome la mirada.- Anda, bonita, háblame, nosotros éramos amigos ¿recuerdas?- señaló lastimándome sin querer, ¿amigos? ¿acaso se olvidó de que salimos juntos o que nos besamos?

No te enamores, Ámbar.❤️ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora