capítulo 7

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Navidad.

Dulce navidad.

Canto sin parar.

Por la dulce navidad.

¡Mis regalos! ¡Quiero mis regalos! ¿Cuándo los quiero?

¡Ya!

Baje con mi emoción, y en la sala de estar ya todos estaban alrededor del árbol navideño, esperándome para abrir nuestros regalos.

¡Quiero mis regalos!

Una tradición de la familia Miller Delgado, es hacer un intercambio de regalos entre los integrantes de esta familia. Esta navidad, no hubo excepción.

-Bien, ¿Cómo hacemos esto? ¿Primero el más grande de la manada?

Del más pequeño, del más pequeño rogaba en mi mente cruzando los dedos para que la suerte viniera a mí.

-Del más grande.

Bendita sea la hora de tu muerte, Jackson Miller.

-Primero la abuela.

Dejando en evidencia la edad de la abuela Greta desde tiempos memorables.

-Yo tendré que regalarle a alguien que si se hubiera portado mejor, le hubiera tocado un mejor regalo. – Ya estuvo que la posibilidad fuéramos todos menos Estephan. – Es para Finn.

Pues es verdad que no se porta bien, ¿Pero que sabe ella? Solo viene en estas fechas.

Finnegan abrió su regalo y extrajo unos hermosos zapatos de marca que se veían realmente costosos. Yo me pregunto, ¿Qué le habrá dado si se hubiera portado mejor?

Finn, emocionado por eso, se levantó y menciono a su víctima.

Perdón, al afortunado.

-Es para...- no lo hagas de emoción. - ¡Alguien que se parece a mí!

¡Eso es trampa!

Sí, me da miedo decirlo en voz alta ¿A quién le importa?

-Mi regalo es para, Chase.

Así, como mi envidia no me lo permite, no dije que le obsequiaron a Jack, pero por si alguien quiere saber, su gemelo le dio un reloj.

Bla, bla, bla.

Mis hermanos se dieron un breve abrazo y Chase tranquilo, abrió el regalo que estaba dentro de una extraña envoltura, sacando un balón del deporte favorito del obsequiado: Basquetbol.

-Yo le regalare a la única mujer del clan Miller, Gabriela.

-¡Yo! – me levante de un salto, abrace a mi hermano, tome el regalo, lo extraje y estaba la hermosa temporada cuatro y cinco de the walking dead. En realidad es a beneficio de todos, pues la vemos juntos, pero me encanta que sea de mi pertenencia.

-A mí me toco regalarle a un nerd. – Ja, todos saben quién es. – Sí, Estephan, eres tú.

El maldito me rodo los ojos, pero así se levantó, me abrazo y tomo el regalo que era una tarjeta para compras todos los libros que él quisiera (dentro de mi presupuesto) y con una sonrisa victoriosa mencionó:

-Tobías, esto es para ti.

Te amo Tobías, lo sabes, pero comparte ese vale de compra todo con tu hermana favorita o te matare por la noche.

Tobías le dio a papá un maletín, y para que no hiciera sentir mal a mi hermano, sonrió con fingida emoción.

O así fue como lo vi yo.

Mis mil y un amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora