Capítulo 17

21 8 0
                                    




           

Sin nada interesante que hacer en el instituto, salí del aula para ir al baño y despejarme un rato de todo lo nuevo que hemos visto el día de hoy.

Al llegar a este hice mis necesidades, me lave las manos y la cara con agua y jabón, más relajada me dirigí otra vez al lugar de donde venía, esperando no encontrar a nadie. Solo al guapo.

Para mi desgracia (¡odio a quien haga esto!) Donovan se dirigía a las canchas de futbol con uno de sus amigos que me gustaba un poco, aunque este tenía novia. Tratando de evitar que estos dos me vieran, pare mis pasos junto a un árbol para tratar de pasar desapercibida.

No sé cómo hizo que me encontró con la mirada. Entonces, gritó:

-¡Siempre te he amado!

A lo que conteste:

-¡Y yo siempre te he odiado!

Cuando se alejó riendo, corrí al baño nuevamente. Me sentía tan mal de que se hubiera burlado de mí, tenía tanta importancia y ganas de llorar, que no lo hice, no derramaría una lágrima por ese engendro con el que no tenía ni siquiera una amistad. Tenía ganas de darle un golpe en la nariz hasta que sangrara y se desmayara.

Querido karma, ¿Eres tú?


Al finalizar la tercera clase, salimos pues el profesor no se presentaría ese día, lo que quería decir que éramos libres por una hora. Fui en busca de Tobías que también tenía una hora libre para pedirle algo de dinero, mismo que tenía semanas que me lo debía. Al doblar un salón, distinguí que mi hermano hablaba con Gus, inmediatamente gire mis talones y regrese por donde vine.

Me encontré a Rose comiendo unas galletas junto a Lucas que insistía en que le diera una de estas.

Me senté junto a ellos y me metí en su charla.

-¿Quién vendrá por nosotros hoy, Gabriela? – me preguntó Rose mientras que Lucas se alejó para contestar una llamada de su madre.

-¿Nosotros? ¿Te auto invitaste a mi casa?

-Si. Mis padres volverán a salir y ya avisaron a Otelo.

-Bien.

-Además, me entere que Estephan está enfermo.

-¿Cómo supiste?

-Me lo ha contado Chase, lo encontré por ahí.

-Te voy diciendo que lo más probable es que Olivia hipocresía estará ahí con él.

-Eso no me importa, le llevare caldo de pollo.

-No te atreves a dárselo.

-Por eso estas tú, te enviare a con él y una nota.

-Que romántico. – dije con sarcasmo.


En la hora del almuerzo, de pura maravilla me senté en la cafetería para almorzar con Rose y Lucas que se dignaron a acompañarme.

Donovan a mi desgracia, y mi des-suerte, se sentó en un lugar justo frente a mí, frente a mis ojos, frente a mi todo.

Concentrada en mis pensamientos sentí como una uva caía por mi cabeza hasta llegar al piso. De inmediato supe que el culpable fue Donovan, mi archirrival.

El primer rival.

Para ser tregua, le lance un pedazo de pan, el cual golpeo su frente.

Me volvió a regresar el golpe, pero ahora con una fresa algo pequeña, fallo su puntería, pues le cayó a la espalda de Rose, la cual se quejó, solo que con nosotros dos. Ella es "pacifista como Estephan."

Para defender a mi amiga le avente un tomate que tenía apartado, lo cual no logre vengarme, pues este quedo varado en la nuca de uno de sus amigos. Acto seguido a eso, su amigo volteo a mi dirección, tomo vuelo a lo que seguro me aventaría, ¡Taz! Lo lanzo, pero fui inteligente al esquivarlo, varando en el cabello de una chica que no tiene nada que ver con nosotros.

-¡Guerra de comida!

De la nada, de repente, y sin suerte, todos, absolutamente todos los que nos encontrábamos en el lugar estábamos aventando comida.

Así, súper random.

Creo que puedo tachar de mi lista imaginaria, y que acabo de inventar, el iniciar una guerra de comida.

Por eso me amo.

Si te volteabas por todo alrededor apreciabas a los cobardes que se escondían debajo de la mesa, como el caso de Rose; y digo cobardes porque no querían colarse, al final, y si es que pasa algo, a todos nos castigaran. Eso es de ley.

Al cabo de cinco divertidos minutos escuchamos un fuerte golpe en la entrada, acababa de entrar el director Gordor sorprendiéndonos a todos, que de inmediato dejamos cualquier evidencia que tuviéramos en manos, y rectos nos sentamos.

-Quiero saber quién fue el que inicio todo esto.

Silencio.

-De lo contrario todos quedaran castigados severamente.

Al escuchar eso, todos empezaron a gritar, convirtiendo el lugar en una posible prisión.

-¡Silencio! – todos callaron. – Tu. – señaló a uno de los más listos de la generación. – Dime quien fue, de lo contrario tú serás el responsable.

El chico muy asustado y rojo de la vergüenza al ser un posible atacante, señaló:

-Donovan. - ¡Si, me salve! ¡Te amo! – Y Gabriela.

Te odio.

-Donovan y Gabriela, vengan conmigo.

Asustados lo seguimos.

-Es que usted no sabe.

Trate de defenderme, yo no tengo nada de culpa, él fue quien inicio todo, sin embargo no me quieren creer.

-No me importa que él fuera el causante, tú seguiste su juego, cosa que llevó a que todos participaran y dejaran un desastre.

-Bien, lo admito, también fue mi error, pero no llame a mi padre.

-Lo siento, pero no puedo hacer nada más.

El director Gordon llamó a mi padre; este me castigo una semana sin salir de casa, a Donovan y a mí, junto a todos los implicados en la guerra de comida nos pusieron a limpiar todo el desastre que quedo saliendo de las clases.


Llegue a casa con un castigo de mi padre, una suspensión de tres días, hecha un desastre y un cupón de dos por uno en helado.

Al menos en algo me fue bien.

Subí junto a Rose y su caldo de pollo para Estephan para poder entregárselo a este y que según ella, pronto se mejorara.

Al abrir la puerta de su habitación, mi amiga miedosa huyó tan rápido como un cohete en tiempos de fiestas. A como me imagine, Olivia estaba junto a él viendo una serie en la televisión bajo una frazada.

No sé si es tonta, pero estando a si con él se le contagiara.

Sin esperar que me dejaran pasar, me presencie en la habitación aclarando mi garganta y mostrando el caldo de pollo frente a mí, para ser cool y hacerme notar.

-Estephan, Rose te mando esto. – Los dos chicos frente a mi fruncieron el ceño pues no se imaginaban tal detalle de mi mejor amiga. Ni yo lo creía posible hasta hoy.

-Dile que gracias.

Se lo entregue a Olivia, y esta empezó a darle de comer en la boca.

El nerd esta tan encantado con ese acto.

Evitando ensuciarme de miel, salí para decirle a mí amiga lo agradecido que se mostraba Estephan por su detalle.

¡Ay no! El amor te hace hacer tantas cosas que al final te van a dejar con el corazón roto.

Mis mil y un amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora