Capítulo 11

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9 de Abril.

Mi cumpleaños.

Felicidades para mí.

¿En dónde están los regalos?

-Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a Gabriela, feliz cumpleaños para tiiii...

Mi familia y mis amigos entraron a mi habitación, cantándome la muy común canción de cumpleaños. Estephan tenía en sus manos mi pastel favorito: chocolate, con las esperadas velas que resaltaba en grande el número 14.

-¡Sí!, feliz cumpleaños para mí. – Quite de encima de mí las sabanas y de un salto me pare en la cama, para alzar los puños. -¿Y los regalos?

-Interesada – Susurro Estephan, pero hice como si no lo escuche. No iba a arruinar mi cumpleaños.

Todos me dieron un regalo después de soplar y apagar las velas, pidiendo mi deseo de "conocer a Noah Hunt" mismo que pido todos los años desde que lo vi por primera vez.

Entre todos los obsequios se encontraban discos de Glee, películas de Disney, tarjetas de regalos, dulces y más. Pero el que todavía no abría era el del nerd, que desde que susurro aquello, no había venido a abrazarme, mucho menos a cantarme.

Algo dentro de mí se retuerce haciendo un terrible dolor, es lo que más me ha dolido desde la vez que no hablamos durante mucho tiempo.

Papá corrió a todos, menos a Rose, para estar lista y partir al colegio.

-¿Qué pasa? Tienes los ojos llenos de lágrimas.

-Viste como Estephan salió sin saludarme, no dijo nada. No me abrazo.

-¡Vamos! ¿Qué tal que fue por tu regalo?, No llores.

-Pensare que es eso.

Pero no fue eso. Baje a almorzar con los demás, Estephan no me miro en todo el tiempo que estuvimos sentados. Al entrar a su auto tampoco me preguntó que música quería poner, y al llegar no se despidió ni me dirigió una mirada, partió rápido del lugar.

Con dificultad, y un nudo en mi garganta, entre a la instalación.

Me sorprendí al momento de que todos los que me conocían, ya sea por Chase y Tobías me saludaban, o que les hablé una vez en lo que tengo aquí de tiempo. Bueno, eso cambia mi humor un poco, pero no dejare de pensar en el nerd. Me conozco perfectamente, se podría decir.

Entonces algo brillante se me ocurrió:

Tocaron el timbre que indicaba el fin de la primera clase y feliz salí de ahí junto a mis amigos.

A Lucas le tocaba deporta, y como es su materia favorita (típico chico deportista) no lo podía incluir en mis malévolos planes:

-Rose, escucha atentamente. Se me ha ocurrido lo mejor del día.

-¿Qué me espera contigo?

-Calla y escucha, nos iremos de aquí.

-¿Cómo que irnos? ¿Estás loca? Nos atraparan.

-Por eso lo haremos... - Voltee a todas la direcciones para cerciorarme de que nadie interrumpiera mi plan. - ¡ahora!

La tome de la muñeca justo cuando volvieron a tocar el timbre de "ya entrar sin un motivo alguno", y llegamos corriendo a una reja que se encontraba en la parte trasera del lugar dando a la calle.

-¿Ves que fácil fue?

-No estoy segura de hacer esto.

-¡Oh, vamos! Se supone que si eres mi amiga lo vas a hacer. Es mi cumpleaños.

Mis mil y un amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora