Avenged » Min Yoongi; BTS✔

16 - Sin ti, contigo

Actuar, mientras preso del delirio no sé ya lo que digo ni lo que hago y sin embargo... es necesario.

***

Se sentía solo, había apostado todo y lo había perdido, sabia las consecuencias de sus actos, pero ¿Acaso eso no era lo que ella quería? Suspiró bajo la tenue luz de la lamparita de mesa y dio un trago a su copa. Jimin llamó a la puerta y entró interrumpiendo aquel momento del aria en donde el tenor lloraba desconsoladamente por su amor traicionado.

—Ha llamado a Hyun Ji —musitó de pie tras el inmenso sillón de piel.

—Me alegro...—meneó la copa entre los dedos y el hielo tintineó.

—Yoongi —no soportaba verlo así.

—Qué quieres, Jimin... —meneó la cabeza y se acomodó en el sofá.

—¿No vas a preguntar cómo está?

—Ella siempre estará bien...

Se colocó frente a él y lo miró con rabia.

—Maldita sea, Yoongi... ¡Reacciona!

—Sírvete una copa. —dijo fijando su mirada en él mientras apoyaba los labios en el cristal de la copa.

—No quiero una copa, quiero que reacciones. Llevas días encerrado aquí.

Le sonrió sutilmente, el brillo de sus ojos le daba un aire casi desequilibrado.

—No le dijo dónde está, solo que está bien y que se ira, que viajará un tiempo.

—Mi Hye quiere viajar...

—¡Yoongi! —le entraron unas inmensas ganas de partirle la cara para ver si así le volvía la cordura.

Cerró levemente los ojos y miró a Jimin de reojo. Si aquel gesto lo hubiera hecho en otras circunstancias hubiera parecido hasta cómico.

—Dime que lo tienes todo controlado como siempre por el amor de Dios, amigo mío, dime algo...

—No puedo decirte eso —susurró.

Jimin se frotó la cara y se sentó en el canto de la mesa. Yoongi daba pequeños sorbos a su copa y mantenía la mirada perdida.

—Joder...

—No tengo nada controlado Jimin, nada... Solo tengo roto el corazón, déjame acostumbrarme a este dolor y cuando lo asimile quizá piense con mayor claridad... Ahora no puedo pensar, solo me compadezco de mi mismo —bajó la mirada al suelo y se rió suavemente—. Debe ser así...

—¿Así? —no podía creer lo que decía—.Hye está sola a saber dónde por nuestra culpa. Esta maldita semana...

—Me parece que voy a llorar... —dijo con un tono lineal y falto de sentimiento—. Otra vez... ¿Puedo?

—¿Estás borracho?

—¿Eres idiota? —frunció el ceño—. De ella... No, Jimin, no estoy borracho, solo te hablo como un hombre débil. Voy a llorar... Déjame solo... Mañana me pondré también yo mi traje de actuar, y me pintaré la cara de blanco y saldré al escenario. No te preocupes, amigo, mi melancolía será tapada por la máscara melodramática que siempre llevo.

—Te estás volviendo loco, Yoongi...

—Hace tiempo que lo estoy, amigo. Por eso me amas.

—¡No puedo con esto!

—Tranquilo, me hincaré de rodillas ante ella. No me importa. Daría la vida por ella, todo lo que tengo y más con tal de que sea feliz, aún lejos de mí.

—Me empiezas a dar miedo...

—Vete...

—Yoongi... —suplicó.

—Vete, por favor.

—No me iré, no ahora que sé que puedes cometer alguna locura en tu estado actual.

—Las locuras ya las hice... y en ningún momento me detuviste... —dijo aun con la mirada perdida y apoyando los labios en el cristal de la copa

—Sabes que en ese tipo de cosas no me meto, eso era entre Hye y tu... nunca imagine que todo se saldría de control... —por un momento su voz se vio perdida en la habitación—. Pensé que aun controlabas todo, como siempre.

—No todo el tiempo puedo tener el control, Mírame. ¿Cómo dejas que yo tome el control? Estoy loco...

Jimin mira a su amigo aún más preocupado que nunca, Este ser que estaba al frente de él, no era Yoongi.

—Deja de tomar y recapacita. —Se levantó y le quitó la copa de la mano, Yoongi no hizo ningún intento para recuperarla, parecía perdido. —No permitiré que te pierdas, no ahora.

—Déjame... Ya estoy perdido, déjame solo con mi tristeza y mi copa, con mis lágrimas.

Jimin seguía sin comprender el estado de su amigo, pero no haría lo que le estaba diciendo. No dejaría sola a la única persona que nunca lo abandonó y menos en el momento en donde más lo necesitaba. Yoongi en ese estado era como un niño que debía cuidar. Era como él hace diez años.

Llevando arrastra a Yoongi a la habitación dejó que se quitara la ropa apestada de alcohol, Yoongi parecía que estaba en una burbuja solo se detenía para observarlo y luego volvía a su mirada fija al vacío, con todo el esfuerzo del mundo logró que tomara un ducha para que al final pudiera dormir, Dormir era un lujo que ningunos de los dos se habían dado desde la partida de Hyeyeon. Jimin sufría de igual manera que él, le dolía y ni el sueño hacía que doliera menos, pero no podía imaginar cómo se sentía él para llegar a ese estado.

Permaneció en su habitación, parecía que dormía o quizás solo tenía los ojos cerrados, lentamente se dirigió al apagador y dejo toda la habitación oscura, le echó un último vistazo antes de salir de la habitación.

—Jimin. —Su voz hizo que se estremeciera y pegara un bote hacia arriba. —Aún no te...

—No soy Hyeyeon, Yoongi. —le interrumpió antes de que terminara. —Se lo que estás pasando, se cómo duele cuando pierdes a alguien a quien amas, pero yo no soy ella.

—No te estoy pidiendo que seas ella. Solo quiero olvidar por un momento, miénteme, dime que todo saldrá bien y que mañana ella aparecerá por esa puerta.

Como podría negarle eso, si fue él quien le hizo olvidar tantas cosas.

«Por favor Dios, no permitas que caiga»

Pensó Jimin para sí mismo, como negarse a la persona que le dio todo cuando el mundo le daba nada.

«Olvidar, solo hazle olvidar»

No poseía esa voluntad, no era como Hye, su Hye. No podía dejarle solo e irse. Tenía que quedarse con él y hacer que olvide.

Para Jimin, Yoongi era como una droga, y él era un ex adicto que no dejaba de sufrir recaídas. No podía negarse al único hombre que no lo abandonó.

«¿Abandonarlo?»

En un abrir y cerrar de ojos ya estaba cerca de la cama y él lo miraba desde la oscuridad, su oscuridad. Sus ojos oscuros siempre brillantes ante la necesidad, solo le basto sentir sus caricias de nuevo para caer.

«No permitas que caiga, no permitas que caiga... Hye»

Sintió como sus labios tocaron su cuello hasta llegar a su boca y su vista se nublo.

«Hye...»    

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gracias por leer.