30 - Juegos

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Claro que sí. Detrás de nuestros defectos, nuestros demonios y nuestro pasado, existe un buen hombre, aunque a veces parezca que duerme demasiado.

***

El día fue agotador para Hyeyeon. Seokjin tenía una vitalidad devastadora, era como seguir a un hombre hiperactivo con tacones por innumerables calles y comercios de la ciudad. Cuando se le antojaba algo era imposible despegarlo del cristal del escaparate, luego entraba y mantenía conversaciones interminables con los anticuarios, que si esta pieza era del siglo pasado, que si los detalles ornamentales bien pulidos y barnizados darían un aire más clásico al butacón isabelino, las cortinas no las quiero cremas, quiero un color más tostado porque no pega con las alfombras... Lo cierto es que Seokjin era encantador con todo el mundo, incluso con aquellos propietarios de tiendas algo cortantes y secos, era capaz de envolverlos con su manera de mover las manos, la forma de hablar y sonreír cuando veía una pieza interesante y sobre todo los conocimientos, muy por encima de los mismos propietarios, sobre la historia de ciertos objetos que vendían. Luego estaba el hecho de que a Seokjin le apasionaran las muñecas, pasaron dos horas en una de las tiendas más importantes de juguetes y era cómico verle decidiéndose por una, cuando más de una vez se vio tentado a llevárselas todas. A las tres de la tarde Hyeyeon le suplicó que pararan a comer algo, gracias a Dios, Yoongi les había llamado y se reuniría con ellos y Jimin en uno de los restaurantes del centro más próximos a la empresa.

—¿Seokjin, no te cansas? —le preguntó agotada dejándose caer en un banco—. Tengo las piernas...

—¡Oh mira, mira! —tiró de su mano y la arrastró calle abajo hasta un escaparate lleno de muebles—. Si no te hubieras puesto esos tacones de reina estarías menos agotada querida —colocó la nariz en el escaparate y entrecerró los ojos—. No me gustan, son muy actuales. Vamos al restaurante.

—¡Sí, por Dios! —gimoteó desesperada.

Seokjin la miró compungido y frunció el ceño.

—Deberías hacer más deporte. Estas flojita —sonrió y volvió a tirar de su mano.

Hyeyeon iba como una marioneta calle arriba, por un lado Seokjin la arrastraba por un brazo, el otro caía muerto como si no quisiera ir con él y la obligara. Era gracioso, no podía consigo misma y él todavía podría correr una maratón si lo quería.

—¿De dónde sacas las fuerzas?

—Es la energía por la falta de sexo. Si follaras menos, estarías más activa.

—Qué risa —dijo con sarcasmo.

—Es verdad. No te miento —giró la cabeza y la guiñó el ojo.

—Qué llevas... ¿Dos días... tres?

—¿De veras quieres saberlo?

—¡Claro! —faltaba poco para llegar al restaurante—. Vamos, confiesa. Una semana —apostilló.

—Meses... Aunque en Nagoya tuve un pequeño encuentro... —contesto y paró en seco frente a un escaparate.

—¿Qué dices? ¿En serio? ¿Por qué? Por favor, Seokjin, más tiendas no...

—Estoy depurando mi alma —la soltó, cerró los ojos e hizo un gesto con las manos como si hiciera yoga—. Controla la mente, canaliza tus impulsos —abrió los ojos, agarró su brazo y tiró de ella—. Vamos, que llegamos tarde.

Llegaron a la terraza casi derrapando y tomaron asiento en la mesa reservada, Yoongi y Jimin aún no habían llegado.

—Me tomas el pelo. Me estás mintiendo —miró alrededor y saludó a dos de las secretarias del bufete que comían muy cerca de ellos.

Avenged » Min Yoongi; BTS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora