18 - Todo sigue su curso

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No soporto la distancia, la impotencia que jamás sentí me llena el alma.

***

Dos semanas conociendo el precioso Tokio, sus noches, sus comidas. Dos semanas en las cuales cada atardecer, sentados en la terraza de la habitación del hotel donde se hospedaba, mientras veían los colores del cielo desvanecerse y se elevaban las suntuosas oficinas de empresas internacionales, la vida nocturna o el epicentro de las compras, le contaba todo lo que había pasado. En ningún momento se quedó de noche con ella, ni siquiera se acercó con la intención de besarla respetando claramente su luto. Minho no la interrumpía, mantenía un silencio absoluto mientras ella forjaba un monólogo que solo era interrumpido por sus llantos o incluso por sus silencios pausados. No encendió su teléfono aunque a veces se vio tentada a hacerlo, sentía una inmensa preocupación por su hermano, por él. No podía regresar.

—¿Qué harás cuando te vayas de aquí? —le preguntó.

—Necesito viajar. Hay muchos sitios que aún quiero conocer. América, cuando estudiaba hice el típico viaje de estudios y conocí California y New York pero era un viaje escolar, me quedé con las ganas de regresar y pasear por las calles... los museos... No lo sé... Estoy perdida.

—Un buen sitio —Minho se balanceaba en la silla, su cabello era zarandeado por la brisa juguetonamente—. Lo conozco.

—¿Qué opinas de todo lo que te he contado?

—Muchas cosas...

Lo miró algo confusa y se inclinó para coger su mano.

—Si he venido aquí es por ello. No perteneces a Eoduun bam, estás al otro lado de la calle desde donde ellos miran, solo tú podrías...

—Hye... ¿Por qué me preguntas algo que ya sabes? No finjas que no tienes la respuesta. Él solo hizo lo que tú le pediste, lo que buscabas.

—¿Por qué de esa forma?

Minho soltó una suave risa y se apoyó en la mesa con los brazos extendidos y aferrando su mano.

—Cuando quieres someter a un hombre, es sencillo. Anulas su fuerza, su virilidad. Una mujer domina al hombre menguando su poder, ella te castiga, tú eres un hombre que la duplicas en peso pero aun así, de rodillas, le rindes pleitesía y no eres nada. Con una mujer es distinto, la mujer es romántica, cariñosa y afectiva, tienes que quitarle esos valores, no por la fuerza, ni por el capricho, tienes que menguar sus pasiones... Si fueras un hombre como yo lo hubiera tenido fácil, castígalo, somételo y prémialo con sus vicios, tu sexo.... En ti, eso no vale. Tienes unos valores como mujer más profundos, eres menos instintiva, más mental... no buscas el sexo como premio, buscas el amor y el cariño por encima de las cosas y lo que más temes es fallar a los que amas... —dijo—. Hyeyeon... Te suplicaría ahora mismo incluso de rodillas que me dejaras hacerte el amor aunque solo fuera una vez si existiera un atisbo de posibilidad, una brecha en ti, sin embargo me has contado cada día que has vivido y aun sintiendo tu dolor, no la hay.

—No te entiendo.

—Él solo te dio lo que le pediste, te lo dijo el día antes linda... «No dudaré en ir a buscarte al fin del mundo si es preciso.» Sabía que con ello te perdería. Tú lo sabes...

Meneó la cabeza negando sus palabras y se perdió visualmente más allá de los edificios de cemento que emergían al final de la calle.

—Me iré mañana. Te agradezco tu tiempo y todo lo que has hecho por mí.

—No era la forma que deseaba verte de nuevo pero sabes dónde estoy.

—¿Y Hyemin?

—Viaja mucho Hye... y yo también tengo una vida que llevar. No le explico que hago cada día, no es así como llevamos esto.

—Te suplico que no le digas nada.

—Yoongi la llamó tres días antes de que vinieras.

Se quedó sorprendida ante aquella afirmación.

—Sí, le dijo que habías pasado la prueba, se dedicó a romper todos los floreros de casa —soltó una risotada y bebió su copa—. Tenías que haberla visto, era como un perro de presa en mitad de una tienda de figuritas de porcelana.

—Pero yo tres días antes de venir estaba en la casa de Seokjin...

—Supongo que ya dio por hecho que lo que te pidiera lo harías o quizá ya te sentía lejos de él por lo que vendría...

Se quedó pensativa y le entraron ganas de llorar.

—Había decidido contarme lo de la cinta... —pensó en alto— porque aún no sabía lo de Jimin... —lo miró con los ojos inundado en lágrimas—. No superé la prueba, me fui al día siguiente...

—Lo que tu hicieras no tiene por qué ser igual a lo que él viera —dijo. Meneó la cabeza y con ello su flequillo se movió por toda su frente—. ¿De dónde sacaste mi teléfono? ¿Cómo diste conmigo?

—Me lo dieron...

—Es decir, alguien sabe dónde estás, ¿no?

—Sí, pero no dirá nada. Tengo plena confianza en esa persona.

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gracias por leer <3

Avenged » Min Yoongi; BTS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora