🔹¿Y sí dejamos de fingir? 🔹CREEK 🔹South Park

No puede ser tan malo.

No logró dormir hasta pasadas las cuatro de la mañana.

Ya era mucho de todas formas. Sí dada situación le hubiera pasado a Tweek y no a él... No, no. No quería ni imaginarlo.
El rubio seguramente estaría hiperventilando, muriéndose de nervios y quizá hasta imaginando que todo era un plan maquiavélico del gobierno o los aliens contra él.

En definitiva así estaba bien todo. Sí está mierda igual iba a pasar, prefería mil veces que le tocara a él y no a Tweek.
Así que ya ni pensar. Solo quedaba aceptar su actual realidad y en el transcurso de ello, buscar la solución. Debía relajarse.

Por suerte cuando llegó a casa su mamá y hermana dormían, y su papá no estaba. Se había quedado con el presidente Garrison y su inútil grupo de pendejos brujos. No olvidaría que por culpa de uno de esos idiotas, ahora él sufría todo esto.

Fue lo primero que pensó al despertar, preguntarle a su padre sobre todo esto. Tenía prisa, quería hacer muchas cosas en un solo día, pero sabía que igual no iba a ser posible.

Por más furia que tuviera por dentro, ignoró lo más que pudo lo incómodo que fue ir al baño esa mañana.
Por pura costumbre orinó parado frente al retrete, e hizo un desastre por doquier.

Otro desastre a parte si le sumaba los artículos de baño que rompió por el coraje que hizo.

No le puso más atención a su nuevo marica cuerpo, solo se bañó rápido y se vistió con sus ropas habituales. Después de todo, no es como sí no le quedaran. Se veía casi igual, eran mínimas las diferencias. Rasgos más finos en su rostro, quizá. Mejillas algo rosas.

"Maldita sea." Pensó, observando sus labios un poco más finos que antes.

No le desagradaba del todo, la verdad, no le importaba mucho a alguien como él. Simplemente no estaba acostumbrado. Ése en el reflejo no era él y punto.

Podría tener poca edad, pero contrario a lo que pensaban muchos, Craig era un chico inteligente. No como el matadito de la clase, pero sí en muchos otros aspectos.
Y uno de ellos era no ser un pendejo para pensar que ser mujer era denigrante o malo. El problema era que sencillamente él no era una.
Pensó en cortarse ese cabello, pero ya se había bañado, y no quería irse a la escuela con la picazón de pequeños cabellitos en su nuca. Luego sería.

¿Porqué le pasaban estupideces a él? A él, que siempre buscaba meterse en los menos líos posibles. Él, quién era tan neutro ante la vida.

A la mierda ya de tanto pensamiento.

Tomó algunas cosas de las que llevaba al colegio y luego de ponerse su chullo azul, bajó las escaleras.

—¡Papá!

Gritó, y volvió a hacerlo. Pero la voz del hombre no respondía por ningún lado.

—¡Papá! ¿Dónde carajos estás? ¡Necesito explicaciones!

No terminaba de acostumbrarse a esa nueva voz. No era dulce ni muy niña, pero aún así no era su voz.
Se olvidó de eso, pero en esos momentos le valía verga.

De la cocina salió su madre con una cara confusa, y la sartén vacía que traía en manos fue a dar hasta el suelo.

Craig la miró, las manos en los bolsillos de su suéter, y la misma cara de póquer de siempre.

La rubia miró a esa niña de pies a cabeza. Ciertamente era muy parecida a su hijo, no podía ser tan tonta. Pero... A pesar de que ella era también una de las acostumbradas a las tonterías del pueblo, se tomó unos segundos antes de decir algo.