🔹¿Y sí dejamos de fingir? 🔹CREEK 🔹South Park

Mierda y más mierda.

Lograr pasar el día fue duro.

Lo único bueno de todo eso fue que pudo irse antes a casa. No le alegraba del todo dejar solo a Tweek con ese tumulto de emociones, pero mientras más pronto resolviera esto, mejor.

Y una persona que sin duda debía saber algo al respecto era su padre. Que esperaba por su bien ya hubiese llegado a casa.

Jura que se olvidará de que es su progenitor si se entera que aún no ha llegado.

Entró a casa resoplando con cansancio, cerró la puerta tras de sí y pudo al fin tener un respiro de alivio.

La voz de su sacrosanto padre acaparó sus oídos en cuanto entró.
Allí estaba el alto y pelirrojo hombre, charlando con su mujer. Parecía más una acalorada discusión, más o menos.

—¡Es que no lo comprendo, mujer! ¡No entiendo nada de lo que dices!

—¡Es simple, Thomas! ¡Tu hijo dice que es culpa de uno de tus grandes amigos!

—¿Ahora resulta que es mi culpa? ¡Pues el director me llamó y dijo otra cosa! Algo q...

Dejó su mochila con cosas a un lado y tosió a propósito para hacerse notar.

—¿Interrumpo?

La verdad es que le importaba menos que nada el interrumpir, más sí aparentemente hablaban sobre él.
Los adultos voltearon con sus risas nerviosas a ver a su retoño, aunque siguieran algo enojados entre ellos.

—¡Oh, Craig! Ya volviste.

—¡Craig! Estaba platicando con tu madre sobre ti. Justo le decía que el director llamó y nos informó sobre tu nueva... ¿Decisión? No sé cómo decirlo Craig, no quiero equivocarme.

Oh, mierda. Ya sabía para dónde iba eso.
La palma de su mano cayó con fuerza en su cara. ¿Porqué tenía que tener una familia tan pendeja?

—Oh, no. No tú también, papá...

—Hijo —ahora su madre se acercó, colocó una mano con sumo apoyo sobre el hombro de la niña—... Quiero que sepas que no me importa si inventaste lo del brujo para encubrir tu... Bueno, tu verdadero yo. Si lo que quieres es ser mi hija, yo lo aceptaré.

—No. ¡Mamá, eso no tiene sentido! —todo esto provocó que frunciera el ceño.

—Últimamente las cosas no tienen mucho sentido, Craig —intervino su padre—. Pero ya me equivoqué una vez con respecto a tu homosexualidad. Lo cual no sé si lo sigas siendo, pero esta vez te apoyaré desde el principio.

Hasta las pupilas ámbar de la chica se dilataron. ¿Porqué tenían que ser unos completos imbéciles?
No alcanzó a hablar cuando sus padres ya lo estaban abrazando.

—Te amamos hija, eso no lo dudes.

Y ahora sus amados padres le derrochaban amor, ajá.

—Tienen que estar jodiéndome...

La mujer rubia rompió el abrazo y seguido a ella su marido. Había derramado una lágrima de emoción que ahora se limpiaba, para proseguir a tomar su bolso de la encimera.
El hombre tomó las llaves.

—Ahora, Craig, tu madre y yo saldremos por ahí a celebrar lo modernos y buenos padres que somos. Y talvez pensemos en un buen nombre para ti. No puedes seguir llamándote "Craig". Hasta luego, hija.

—¿Qué?... No, papá, escúchame, ¡tengo que preguntarte algo, yo...!

Demasiado tarde. Ya se habían ido.
Hasta el sofá pateó de la ira que le invadió en aquel momento.