La escuela es una mierda.

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—Ya se lo dije muchas veces, Director PC. ¡No soy trans!

Era difícil irritar a Tucker, pero ya estaba ocurriendo. Aunque para alguien como ese director, era una tarea un tanto fácil.
El azabache todavía recordaba esa incómoda platica sobre el consentimiento expreso. Ugh.

—Mira Tucker, no soy el consejero, ¿de acuerdo? Pero aún así soy el director, y no hay problema, puedes tenerme confianza si así gustas. Si tienes rechazo hacia tu pene y deseas tener una vagina en cambio, puedes decírmelo, anda.

Inhaló hondo. De nada servía exasperarse.

—Usted no entiende. Yo no deseo una vagina, tengo una ahora mismo.

—Si, bien, comprendo. Se cuanto deseas tener una pero has nacido chico y mi deber es...

—¡NO!

Craig no quería salirse de sus casillas, pero con las estupideces del ocurrente y progresista director fue casi imposible. Golpeó con ambos puños el escritorio de éste.

PC hizo carraspear su voz.

—Bien. Normalmente ese comportamiento te llevaría a un castigo, pero con esta nueva información sobre tu transexualidad, deseo apoyarte; así que solo te enviaré a casa con dinero. Avísame si tus preferencias sexuales siguen iguales o sí surgen problemas con Tweak.

Mierda.

PUTA MIERDA.

Así que ahora estaba saliendo de la sala de detención sin poder explicar nada, y no sólo eso; se habían revuelto y confundido más las cosas gracias al pendejo director.
Pero Craig seguía en su centro. Hacía falta mucho más para sacarlo por completo de quicio.
Bueno, al menos ahora tenía cien dólares en el bolsillo.

No pasó ni un minuto para escuchar la campana del receso. Por suerte o desgracia esa charla había durado mucho, lo suficiente para que los chicos salieran ya a su descanso.
No quería encontrarse con su grupito, y menos con el de Marsh. No por ahora.

Suspiró y se sobó una sien.

A quien si quería ver era a cierto rubio que por cierto, venía corriendo como loco por los pasillos. Parecía que preguntaba algo a quien sea que se topara. Pero dejó de hacerlo al clavar su mirada en quien buscaba.

Volvió a temblar y se arrancó varios cabellos cuando con prisa, se aproximó a ella y no dudó en examinarla de pies a cabeza.

Comportamiento que hubiese molestado a Craig, pero no sí era Tweek quien lo hacía. Ese niño podía hacer casi lo que quisiera, y Craig no se molestaría. Todavía no entendía bien el porqué.

—Twee...

No pudo preguntar, ni decir nada. El niño se le lanzó a los brazos como sí la vida se le fuese en ello.

—¡Craig! ¡Gah!

La chica del chullo quedó pasmada. Sinceramente, no recordaba haber recibido antes un abrazo por parte de Tweek. Menos uno tan efusivo, tan agradable.
Reaccionó, unos segundos tarde. Cuando quiso corresponder al abrazo éste ya se había separado.
Sus mejillas rojas resaltaban la palidez de su piel.

"Lindo." Se descubrió a sí mismo pensando, seguido de un "¿qué?"

—¡Craig! Yo... Ngh. ¡Rayos! Perdóname, yo... Debí llamarte ayer y no lo hice, debí preocuparme porque no aparecías... ¡Perdóname!

De acuerdo. No era para nada la reacción que Craig se esperaba. Le parecía bien, por supuesto, pero si que le sorprendió.
Aunque más confundido se quedó cuando observó al rostro de su novio. Unas pequeñas lágrimas amenazaban con escaparse.

🔹¿Y sí dejamos de fingir? 🔹CREEK 🔹South ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora