2 - Baño

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-Harpuia.- el dulce tono de voz de su madre le despertó.

-Humm... Mamá ¿Qué pasa?- preguntó, restregandose los ojos para alejar el ardor.

-Recuerdas que te dije que no podíamos salir del laboratorio.- dijo, levantandose de la cama para mirar de frente al reploid pequeño.

Harpuia asintió, no quitandole la mirada al reploid azulado.

-Pues...- ladeo la cabeza. -No se si te has dado cuenta, pero, este es otro lugar. - se acercó al pequeño reploid para cargarlo en sus brazos. -Esta es mi habitación. Es mucho más acogedora que el cuarto de laboratorio, solo que... Tienes que tener un poco más de cuidado.-

El pequeño miró a su alrededor, reconociendo la cama donde recién se había despertado, también reconoció un escritorio parecido al del laboratorio que no se encontraba tan lejos de la cama y por suspuesto no hacía falta la camilla de recarga, los demás muebles eran desconocidos para el pequeñín. X no dudó en bajarlo de sus brazos para que hiciera una expedición por su habitación, pues era buena idea dejarlo explorar para que aprendiera las cosas.

El niño reploid rápidamente se acercó al escritorio de su madre para mirar que había encima de este. Y pues, encontró una lámpara pero para el niño era una especie de cosa hueca que tenía una cosa redonda y blanlca dentro.

-¿Qué es?- preguntó, apuntando a la lámpara.

X rió pero de igual manera contesto la pregunta. -Es una lámpara.- caminó hacía el pequeño y apretó el botón que la encendía. -Si haces eso, se enciende para dar luz.- dijo.

-¡Wow!- el niño se dió la vuelta para ver a su madre. -Mamá, me gusta la lámpara.- Harpuia dijo inocentemente mientras se bajaba de la silla para verla mejor. -¿Y esto?- preguntó.

-Sirve de igual manera que el banquito que tenía en el laboratorio, solo que esta tiene un respaldo para poner la espalda.- respondió le reploid azulado.

-Oh...- miró la silla otra vez y justó cuando iba a preguntar otra vez, escuchó un sonido agudo que provenía de la puerta. -¿Mamá?- asustado buscó una respuesta de su madre, pero solo recibió una señal para que buscara escondite.

El niño se escondió debajo de la cama, aguantadose un estornudo por la cantidad de polvo que había debajo de esta. Dentro de poco tiempo escuchó la puerta mecánica hacer un sonido extraño, dejando pasar al mismo reploid rubio que había ido antes al laboratorio.

-Hola X.- hubo un silencio. -Te necesitan es el cuarto de comandantes.- escuchó la voz ronca del reploid rojizo. -Espera... ¿Y Harpuia?-

-Se escondió, pensé que eras otro reploid.- respondió sinceramente el reploid azulado. -Puedes salir, Harpuia, es solo Zero.- dijo, bajando la mirada lo suficiente como para mirar el pequeño espacio que había entre el suelo y la cama.

No transcurrió tanto tiempo para que el niño saliera de su escondite tan cubierto de polvo como para cambiar su tono de rubio por un rubio cenizo, esto hizo que estornudará varias veces y que X se preocupase por la salud del pequeño.

-Zero...- suplicó, mirando preocupado al reploid rubio.

-Esta bien, ya hice la mayoría de mis misiones asignadas asi que yo voy a cuidar de Harpuia.- cedió Zero, adaptando su tipica pose.

X saltó de felicidad tanto que accidentalmente besó la mejilla del contrario.

-Ah... Lo siento Zero creo que me pasé un poco.- trató de disculparse, sin embargo el reploid de cabellera rubia lo tomó por la cadera y le dedico un beso no tan profundo pero tampoco dejando en que desear al reploid azulado.

En cuanto se separarón, las mejillas del azulado se tornaron de un tono rosa, el cual trató de esconder detrás de sus manos. Harpuia miró como el reploid rojo sonreía y su madre lo regañaba, él pequeño no entendía lo que pasó pero de igual manera los escuchaba silenciosamente.

-Harpuia.- llamó a su nombre mientras se agachaba para mirarle mejor. -Tengo que salir a hacer unas misiones, Zero te cuidará. Se bueno con él por favor.- miró a los ojos al niño.

Él pequeño asintió y luego se despidió de su madre con un tierno abrazo que rápidamente fue correspondido. El niño miró como se alejó el reploid azulado, encaminandose a una puerta grisacea. Su madre volteo para despedirse del reploid rojo y de él para luego salir de sus vistas una vez que cruzó la puerta.

-Ven Harpuia. Te daré un baño.- susurró el  reploid rojizo mientras se acercaba y tomaba en sus brazos a Harpuia.

El muy asustado niño comenzó a darle golpes suaves para obligarle a soltarlo sin embargo ya que el otro traía su armadura puesta, los golpes del niño solo eran cosquillas. Así que silenciosamente abrío la puerta del baño y entro en este, cerrando la puerta antes de bajar a Harpuia.

Convencerlo de entrar baño fue lo más difícil y sacarlo del agua también aunque valia la pena ver al niño jugar con el agua, además de ser empapado por dicho juego.

Cuando Zero logró sacar al niño del agua lo primero que hizo fue envolverlo en la toalla de X y secarle el cabello, eso hizo que Harpuia comenzara a bostezar y a entrecerrar los ojos.
Asi que en cuanto el reploid rojizo terminó de secarle el cabello, lo cargó para llevarselo a la cama. Sin embargo cuando trató de recostarlo, Harpuia se aferró a su pecho evitando así que lo dejara.

Zero le sonrió tiernamente al niño, tomó la silla que estaba cerca del escritorio, se sentó en ella y colocó al Harpuia en su pecho para que durmiera.

The Perfect ChildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora