6 - Despedida

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Sus pequeños ojos se dirigieron a la gran puerta que lo separaba del mundo exterior luego miraron el reloj que yacía colgado a un lado de la puerta, justo encima del escritorio de su madre.

Eran las nueve de la mañana, justo la hora que el rubio amargado llegaba a cuidarlo. El pequeño decidió sentarse frente a la puerta para hacerse una lista mental de como iba a hacerle la vida imposible al rojizo.

Es susodicho entro por la puerta con una chaqueta en mano y vestido como un humano. Sopresivamente le sonrió al pequeño mientras se agachaba a la altura del pequeño.

-Ey, estaba pensando que deberíamos salir a caminar ya que tu madre no regresará hasta más tarde.- Habló con el entusiasmo que siempre le hacia falta.

El niño pensó dos veces antes de asentir y extender los brazos hacía el reploid adulto para que lo cambiara. Luego de ponerle ropa para salir, el rubio sentó al niño en sus hombros.

-Agarrate fuerte.- Dijo con una media sonrisa mientras subía por las escaleras hasta el último piso. -No vayas a gritar, no nos va a pasar nada.-

El rubio bajó al pequeño de sus hombros y lo cargó, abrazandolo lo más cerca de su pecho que podía para luego acercarse a la orilla del techo, saltando un poco después.

Harpuia se tomó de la camisa del reploid más viejo ya que había sentido vertigo y se había asustado.

Cuando cayeron al suelo, Zero volvió a poner al pequeño en sus hombros y caminó hacia la ciudad comp si no hubieran dado un salto de unos 15 metros.

Los árboles estaban de tonos marrones, naranjas, amarillos y rojos; sorprendiendo al niño.

-Pa... Zero ¿Puedo bajarme?- Preguntó antes de halar el cabello del otro reploid.

-Sí, claro.- Tomó del estomago al pequeño y suavemente lo puso en el suelo. -Diviertete.-

Al escuchar la última palabra, los ojos del pequeño tomaron brillo. Se había entusiasmado tanto que comenzó a saltar en el mismo lugar.

-¡Yay!- Gritaba mientras saltaba de hoja en hoja, oyendo como crujía cada una bajo sus pies.

-Pap... Eh... Pap... Papá... Ven.- Dijo sin pensar mucho en lo que había dicho.

Los ojos azulados del rubio se abrieron sorprendidos mientras una sonrisa se pintaba en su boca. La primera sonrisa que Harpuia veía dirigida hacia él del rojizo.

El pequeño se quedó en silencio, solo escuchando los pasos acercandose del rubio y luego, de reojo, vió como se agachaba para estar a su altura.

-¿Por qué te has puesto así? No has dicho nada malo.- Zero acarició el corto cabello rubio del niño.

Como no hubo respuesta, el rubio acercó al pequeño y lo abrazó. Esto hizo que el niño restregara su cabeza en el pecho del mayor para luego mirarlo con muchas lágrimas en los ojos. Zero notó esto, sonrió por la dulzura de Harpuia mientras lo abrazaba más fuerte.

-Tranquilo.- Dijo en una voz suave, casi imitando la voz dulce y suave de X.

Harpuia no dudo en abrazar fuertemente al reploid rojizo. Para luego retomar su semblante serio mientras Zero lo dejaba caminar de nuevo.

Zero miró hacia todos lados antes de correr tras Harpuia, saltando en todas las hojas que encontraba.

El niño notó que el rojizo lo seguía así que comenzó a correr más rápido. Sin querer esparciendo por todos lados una pila de hojas.

Ninguno había notado que desde la ventana de su "oficina", el azulado los miraba sonriendo.

-Debo construir Elsyum para que Harpuia no tenga que preocuparse por Mavericks. Así Zero y yo podremos ocupar el rol que Harpuia merece como nuestro hijo.- Susurró para sí mismo.

Unas ideas pasaron por su mente, su mano no fue tan lenta para anotar cada una de ellas. Los papeles volaban por su oficina. Era como si una inspiración divina le había dicho que hacer y como hacerlo.

Su sonrisa creció cuando vio los planos, el nombre y la descripción de cada cosa que iba a contener...

-Neo Arcadia.- Dijo para sí con mucho orgullo.

Sin pensar dos veces fue corriendo a la oficina de su comandante, que fue seguida por una reunión de los personajes más importantes en el mundo.

A todo esto habían pasado meses. Y en pocos días, Harpuia iba a cumplir 3 años de su activación.

Sin embargo...

No todo iba a ser feliz y placentero. Lastimosamente, algo muy malo se acercaba.

(A/N: me voy a arrepentir de subir este cap.)

The Perfect ChildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora