Natsu

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Zeref estaba sentado en la orilla de su cama. El cuarto que compartía con la ahora princesa Lucy estaba grande, realmente grande.

El cuarto estaba forrado por una alfombra negra en el suelo, las paredes eran doradas con unos toques plateados, el techo simulaba una galaxia a petición de Lucy.

El baño en esos momentos era usado por la anterior mencionada. Estaba enojada, oh, si que lo estaba. Planeaba cómo matar a Lyon y cómo salvar a Natsu a la vez. Hace tiempo que no enviaba las cartas al dragón y se sentía mal.

-¿Por qué no pude darme cuenta de que él lo mató?- Se preguntaba en pequeños susurros mientras el agua de la ducha corría por su hermoso y desnudo cuerpo.

Lucy, con mucho cuidado acercó su mano a su hombro derecho. Lo toco y dejo que el maquillaje se escurriera. Una mancha negra surcaba de allí. <<¿Qué haré? El príncipe Zeref no puede saber que tengo una marca de muerte>>.

Al salir de la bañera se cambió por unos shorts (para nada dignos de la nueva princesa) y una blusa celeste que dejaba ver parte de su cuerpo.
Se maquilló su marca con cuidado y se peino con dos coletas.

Salió para ver la habitación a solas. Cansada, soltó un suspiro y se sentó en la hermosa cama matrimonial con sábanas de seda.

Se quedó pensando...
¿Por qué Lyon había matado a su padre cuando la promesa de matar era hacia ella? ¿Por qué Zeref se casó con ella si él ama a Mavis? ¿Por qué Zeref sigue intentando ocultar lo de Natsu...?

-Da igual. Escribiré un rato para despejarme.- Y a modo de susurros Lucy recobró la compostura y se dirigió a su escritorio.

En el papel, suaves líneas eran trazadas, con un destinatario muy conocido por toda la ciudad.

"Hola Natsu, permíteme presentarme nuevamente. Soy Lucy Heartfilia. Maga Celestial. He logrado crear un hechizo que te sacará de tu sufrimiento Natsu, te salvaré. Con mis armas: Fairy Sphere y Urano Metria, iré por ti y te traeré de vuelta a casa. Gran Dragón de Fuego, heredero legítimo a la corona, Natsu Dragneel.

Pero, a cambio, quiero pedirte un favor..."


Al terminar de escribir la carta, se dirigió inmediatamente a la ventana del cuarto y llamó a su paloma favorita. Ató la carta en su pata y la mandó a volar.
Antes de entrar se quedó apreciando el cielo celeste que se formaba a su alrededor.

Unos toques en la puerta hicieron que se pusiera pálida y volara a cambiarse y arreglarse.

-¿Princesa?¿Princesa? La cena está servida.- La voz de la sirvienta apenas traspasaba la gruesa puerta de madera blanca.- ¿Princesa Lucy? Juvia la está esperando.- Juvia esperó tres minutos antes de avisar:- Princesa Lucy, si no abré Juvia romperá la puerta.

Antes de que Juvia hiciera algo, Lucy salió apresurada y dio varias risas, acompañando a Juvia al comedor.

<<Que tarde tan agotadora>> Pensaron tres personas a su tiempo.

Hola, NatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora