Hola, Natsu

Sin ser

Lucy sintió los rezos de los demás, aumentando su poder mágico en su elemento.

Erza, quien hasta esos momentos lucía sorprendida de que la rubia aún siguiera viva, avanzó tres pasos, quedando en frente de sus compañeros, y alzando la voz y clavando su espada en el suelo, gritó lo siguiente.

-¡Condenada seas, yo seré la primera en pelear contigo! Así evitaré a los demás pelear con una escoria como tú.- Gruño enojada, mientras un brillo la rodeaba.- ¡Magia elemental: Armadura de la Emperatriz del Fuego!

Sin palabra alguna Lucy sacó la llave dorada de Loke, invocándolo.

Erza atacó sin pensar a Loke, que era quien más cerca estaba. Loke, astuto, empezó a defenderse, bloqueando los ataques, pero aún así recibiendo daños de su enemigo.

Juvia gritó al ver a su novio tan lastimado a través de la lacrima.

Erza había mandado a volar a Loki, el cual cayó al suelo con un grito demasiado doloroso. Erza se acercó a él para matarlo, pero ella creyó que era mejor idea decirle a la inútil de Lucy que viera fijamente la muerte de su espíritu. Pero al voltear ya no se encontraba; durante la pelea no se había percatado de que Lucy ya no se encontraba donde antes.

-¡Star Dress: Leo!

Erza solo pudo mirar hacia al cielo antes de ver como la rubia con una daga llena de energía vivaz le atravesaba el cuello.

Erza cayó al suelo, muerta. Y Lucy encima de ella, quitó la daga de su cuerpo, rezando ante la mirada de nostalgia de Loke, y las miradas de odio, sorpresa y rabia de sus tres enemigos faltantes.

-Tú, un mago sin ser, deja que las estrellas liberen tu alma a un nuevo amanecer. Yo te perdono, Erza.