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"where is my mind?"
Millie se revolvía en la comodidad de su cama una y otra vez, si la castaña disfrutaba algo era estar simplemente enredada en sus sábanas viendo películas de los 90's.
Levantó la cuchara por milésima vez en el día y la llevó a su boca disfrutando el helado de vainilla que se encontraba en aquella cuchara plateada. Apretó los labios para recoger todo aquel dulce manjar mientras seguía concentrada en ver "Fight Club" por quinta vez en la semana.
No había salido de su habitación en todo el día, y no era necesario. Millie llevaba una vida de cuento de hadas. Su madre le compraba de todo, como si fuera una recompensa gracias a que la mujer nunca estaba en casa por su trabajo.
Millie básicamente vivía sola, su madre se la pasaba en viajes todo el tiempo, su padre vivía separado de la familia junto con su hermana Ava y Charlie vivía con Paige en Nueva York porque ambos querían una mejor oportunidad para sus carreras universitarias.
Los días de Millie se basaban en estar en casa todo el día entre sus sábanas o salir con Sadie a lugares al azar. Muchos adolescentes desearían una vida como la de la castaña de ojos miel, ella podía volver a casa a la hora que quisiera, podía salir cuando quisiera y con quisiera, recibía todo por parte de su madre y nada le faltaba.
Ella vivía como princesa.
Suspiró dejando la cuchara en su mesa de noche, la película ya había terminado y la castaña estaba más aburrida que de costumbre. Giró la mirada hacia todas partes buscando por su iPhone entre las sábanas de su cama pero no lo encontró.
Se levantó de su cama con pereza y sacudió las sábanas solo para que su celular saliera volando hacia el suelo. La castaña dejó salir un "¡Mierda!" y corrió apresurada hacia el celular esperando a que este no se encontrara estrellado.
Suspiró aliviada al ver que su iPhone no había sufrido ningún daño y lo desbloqueo para llamar a su mejor amiga pelirroja con la esperanza a que ella contestara.
La castaña logró escuchar un '¿Millie? ¿Qué pasa?' en las bocinas de su celular y sonrió feliz. 'Sadie, ¿quieres salir?' Dijo Millie con toda la esperanza y felicidad del mundo. La pelirroja era una parte importante para Millie pues ella era su confidente y la sacaba de sus ratos más aburridos. Sadie era la mejor amiga que todos quieren tener.
'Millie, son las 11 pm, no todos podemos salir a la hora que queramos.' La castaña borro su sonrisa al escuchar las palabras de su mejor amiga pelirroja en el teléfono, era cierto y Millie lo había olvidado, murmuró un 'Lo siento' arrepentida y logró escuchar una risa ligera en la línea del teléfono.
'Esta bien, te veo mañana en la escuela, ¿okay?' Dijo Sadie con voz feliz, Millie asintió y después se golpeó mentalmente al recordar que la pelirroja no podía verla asentir. 'Okay' La castaña respondió para después oír el típico sonido en la línea del teléfono.
Se estaba muriendo de hambre así que decidió ir a McDonalds por una hamburguesa, tomó una blusa azul y unos leggins negros.
Salió de casa con su teléfono en la mano y caminó varias calles hasta llegar al lugar con luces amarillas y rojas que brillaban. Entró y el olor a aceite y grasa inundo sus fosas nasales.
Con el asco a flor de piel caminó hacia la barra para pedir lo que siempre pedía, una hamburguesa chica y papas.
Al terminar de pedir se dirigió a una de las mesas con los audífonos puestos mientras "Daddy Issues" de The Neighbourhood sonaba en las bocinas de ellos. Se sentó y esperó a que la llamaran para recoger su hamburguesa pero un chico llamó su atención.
Su cabello rizo negro, pecas y un rostro pálido se encontraba caminando por los pasillos tomando comida de las bandejas de gente distraída. La castaña levantó una ceja viendo como aquel pelinegro hacía eso con tanta facilidad.
El chico de rizos notó que la castaña lo veía con una ceja levantada y paró en seco, trago saliva y Millie volteó los ojos intolerante.
Se levantó de su asiento para ir con uno de los meseros a que pararan al pecoso de robar comida al azar, pero cuando se giró para ver lo que el pelinegro hacía ya no había nadie.
Pensó que tal vez el chico se había ido corriendo después de que notara que Millie lo observaba y caminó de nuevo hasta su mesa despreocupada, pero una mano la tomo del brazo y la jaló adentro del baño de hombres.
Iba a gritar pero una mano le cubrió la boca callando sus quejas y gritos. Era el chico de pecas que ahora veía a Millie directo a los ojos.
Sus ojos eran cafés y profundos, inquietantes y tranquilizantes a la vez, Millie sintió la necesidad de conocer más de el y dejó de quejarse después de un pequeño tiempo.
'Quitaré mi mano, no grites' Fueron las primeras palabras que Millie escuchó salir de la boca del pelinegro, su voz era profunda y misteriosa, Millie observó sus labios por unos momentos, eran rosas y delgados. La castaña se preguntó por un momento si sus labios ya habían besado otros y volvió a ver los ojos del pelinegro mientras este quitaba la mano de su boca.
Millie permaneció callada y el pelinegro suspiró aliviado. Gracias a lo rápido de la situación, ninguno de los dos se había dado cuenta de que el pecoso tenía a Millie acorralada contra la pared y que sus cuerpos estaban extremadamente juntos.
Se separaron nerviosos y Millie sintió sus mejillas comenzar a arder, pero lo ignoró y vió confundida al pelinegro esperando una explicación.
'Mira, niña, no todos vivimos como príncipes y princesas, ¿bien? Así que, algunos debemos bueno tomar cosas prestadas para poder comer bien.' Dijo el pelinegro haciendo énfasis en «cosas prestadas», Millie rodó los ojos y asintió. Dejó salir un 'Bien, no diré nada.' y se giró para salir de el baño de hombres, pero el chico de rizos la detuvo.
'Alto ahí, ¿como te llamas?' Preguntó el pelinegro con cejas arqueadas, Millie lo pensó pero por un momento. Decidir si decirle tu nombre a un extraño que estaba robando comida y te llevo al baño de hombres en McDonalds no es algo que la castaña decidía todos los días.
'Millie Bobby Brown' Dijo la castaña ganándose una sonrisa por parte del pelinegro.
'Yo soy Finn Wolfhard. Bienvenida al mundo real, princesa.'
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princess ;; fillie
Hayran KurguMillie Bobby Brown siempre ha sido tratada como princesa.