La sombra y la Exiliada

La sombra y la cuchilla

A pesar de que había recordado estar en su cama, el chico castaño se sorprendió cuando pudo verse a sí mismo caminando hacia la entrada oculta de Noxus, sus prendas, su expresión. Era un recuerdo, un recuerdo del día en que Riven murió. A su lado estaba su hermanastra pelirroja, Katarina hija de quien una vez considero un padre y un maestro, la única persona que el realmente admiraba. Cuando finalmente entraron a la ciudad y salieron del túnel oscuro en que estaban se vieron con una escena que en su momento lo confundió, pero ahora solo sentía una rabia enorme ante esa figura. Se encontraban dentro de uno de los edificios abandonados de la ciudad que también servía como salida y entrada de los asesinos más prestigiosos de esa ciudad, los du Couteau. La vista al centro de Noxus era estratégica y allí estaba ocurriendo uno de los momentos más decisivos que había tenido esa oscura ciudad, un hombre con una armadura plateada con toques negros y rojizos se erguía frente a una multitud, a su lado un fiero y enorme guerrero con hacha y cabello negro miraba a la población con molestia. Darius y Swain acababan de tomar el control de Noxus. Talon no lo notó en su momento, pero ahora que podía ver ese recuerdo desde otra perspectiva lo entendió, frente a Swain había un charco de agua casi invisible, y allí donde debería estar el reflejo del nuevo tirano de Noxus, pudo encontrar una figura femenina y de cabellos cortos sonriendo, la maestra en las ilusiones...Le blanc. Tras verla todo se volvió negro.

Con ese último pensamiento el asesino abrió sus ojos, no estaba en su cama sino en una de las torres más altas de aquella peligrosa ciudad. Dio un leve recorrido del lugar y encontró lo que buscaba, en un rincón abandonado 6 ladrones comunes habían acorralado a una mujer en el medio de un pequeño elevado. No existían canales de agua dentro de Noxus pero servía para separar el bajo mundo del área de comercios. Sin pensarlo mucho la figura del asesino que se posaba en aquella torre desapareció rumbo a aquel puente, no se consideraba a sí mismo un justiciero pero odiaba ver como su ciudad se caía desde que Swain había eliminado el sistema de guardias en los lugares comerciales dejando expuesta a toda la población de este sector, bajo el pensamiento de que solo los más fuertes eran necesarios para Noxus. Talon se acercó con sigilo a estos y cuando estuvo en un tejado lo suficientemente cerca lanzo sus cuchillas, rápidamente tres de ellos cayeron con su cabeza desprendida de su cuerpo mientras los demás se ponían en guardia y preparaban sus armas. Talon no se quedó detrás y embosco a uno por detrás, apuñalándolo y despareciendo entre las sombras. Los dos restantes entraron en pánico e intentaron huir, pero uno rápidamente fue atrapado por las cuchillas en menos de un segundo. El ultimo temeroso intento alejarse del lugar, pero Talon rápidamente se posicionó frente a él, regalándole una mirada fría que contrastaba con la cara de terror de su víctima y asesinándolo en un abrir y cerrar de ojos. Sin más que hacer y sin ganas de decir algo observo a la mujer y luego desapareció como llegó, dejando una sonrisa agradecida en el rostro de esa persona desconocida.

Desde que habían vuelto por primera vez de Jonia Talon se había dedicado a ayudar una persona necesitada cada noche, sin embargo muchas veces excedía esta cantidad y sus acciones ya le estaban dando cierta fama en el bajo mundo, temido por los ladrones y aclamado por los comerciantes, aunque nadie sabía realmente de quien se trataba. Con ese pensamiento en mente finalmente llego a su hogar, una gran mansión en el sector noble de Noxus. Él no era mucho más que un niño huérfano con mucha suerte, o quizá un talento propio sobrenatural, pero durante su adolescencia y tras vivir toda su infancia en las calles, robando y asesinando sin piedad alguna fue derrotado por un general de alto rango noxiano. Este le dejo elegir su destino: Morir en ese lugar o vivir para servirle cada día, Talon opto por la segunda opción. Desde entonces ha estado al mando del general Du cuteau, hasta la misteriosa desaparición de este cuando Swain llegó al poder, intento ubicarlo en las misiones aisladas que había tomado para intentar superar su luto pero no había encontrado ninguna respuesta, viéndose abandonado de nuevo esta vez sin su mentor –y padre- y sin su amada, Riven. Talon avanzaba con sumo sigilo por la mansión hasta llegar a su alcoba en el quinto piso, se adentró en ella y se dejó caer sobre su cama. Su cuerpo estaba exhausto por lo que no requirió mucho tiempo para quedarse dormido. En su mente los recuerdos de la ascensión de Swain, la extraña forma en que Urgot y Du cuteau habían desaparecido, y ese recuerdo del reflejo errado del gobernante lo atormentaban, tenía mucho tiempo pensando en eso pues le parecía que algo andaba mal, habiendo incluso momentos en que pensaba que dentro del cambio de gobierno, específicamente dentro de la triada noxiana se encontraba era el culpable de aquellas desapariciones. Sin embargo su hermanastra y ahora cabecilla de la familia Katarina rápidamente se encargaba de sacar esa idea de su cabeza, pues ella tenía miedo de que Swain se enterara y ordenara ejecutarlo.