La llegada a Demacia

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Los días de preparación habían terminado, tras recoger una bolsa de ponqués con algunas galletas extra y un café Talon y Katarina estaban camino a Demacia, por primera vez en un carruaje de la nobleza noxiana propiedad de Katarina. Ambos vestían sus prendas habituales preparadas por si eran emboscados. Llevaban algunas horas de viaje y ya el asesino estaba aburrido lanzando algunas de sus dagas al techo del carruaje.

-Si sigues así llegaremos sin techo a Demacia Tal, cálmate.

-Este tipo de viaje siempre me ha aburrido. ¿Por qué no vamos a pie?

-Porque tenemos el tiempo contado y en contra. Además... No esta tan mal ¿no crees?

-No pensé que la nobleza fuera a ablandarte Kat. O ¿solo tienes muchas ganas de ver a ese saco de músculos que llamas novio?

-G...Garen... No tiene nada que ver en esto, quizá... Solo sea un buen extra. Además, estoy segura que la señorita Luxana estará encantada de verte.

-¿Luxana? ¿La que tiene de mascota a ese chico rubio que se cree explorador?

-Debes aprender a ser más amable Tal.

-Como si eso importara, despiértame cuando estemos cerca –Dijo mientras se recostaba y cerraba sus ojos-.

-Si tus pesadillas no lo hacen antes, con gusto. Idiota.

La oscuridad envolvió la mente del Du cuteau, aunque eso no duró demasiado tiempo. Se vio a si mismo caminando por un bosque aparentemente muerto. No tenía hojas y el sol no llegaba a ninguna de sus ramas, tampoco la luna, no sabía qué hora era, ni tampoco donde se encontraba pero tampoco le era importante. Frente a él se extendía un hermoso y cristalino lago, aun con su ropa se adentró en este hundiéndose poco a poco. Cuando el agua le llegó hasta la mitad del cuerpo la figura de Riven apareció frente a sus ojos, invitándolo a adentrarse aún más, cosa que no tardó mucho en hacer. Sin embargo antes de encontrarse con la peliblanco una gran espada cayo desde arriba, encajándose en el abdomen de la chica mientras ambos se observaban anonadados, la expresión de sorpresa en la chica poco a poco se fue transformando en una mueca de dolor y finalmente el brillo de sus ojos desapareció. Talon se acercó lo más rápido que pudo para sostenerla pero solamente pudo ver como daba su último respiro. Luego de eso todo se volvió negro nuevamente y finalmente se despertó. Un grito de dolor llenó el carruaje sobresaltando a la pelirroja que solamente le observaba con molestia

-Vas a tener que dejar de dormir Talon, no pienso soportar más tus gritos. Ya paso un año, debes superarla, aprovecha este viaje para despejarte. Estoy segura que los demacianos no estarán felices de despertar de madrugada gracias a tus gritos.

Talon escuchaba la voz de su hermanastra, mas no entendía ninguna de las palabras que pronunciaba. En sus ojos una gran bruma le nublaba la vista, sus oídos parecían estar sumergidos en lo profundo del mar, estaba aturdido y se sentía completamente perdido. Fue sorprendido por una de las muñequeras que traía su hermanastra que le golpeo en el hombro.

-¿Me estas escuchando? Tal... Me preocupas, también estoy mal porque ella no este, pero debes dejarla ir, solo te estas lastimando a ti mismo.

-Ya la deje ir hace tiempo Katarina. No es su recuerdo el que me atormenta...Es su muerte. No hay cadáver, no hay signos de batalla...solamente tierra desolada y abandonada.

-Fue un ataque...imparable el Jonio. Eso dice el reporte del general Swain.

-Si... Como si pudiera creer algo de ese fanático de las aves. Igual dijo que El general había desaparecido, que coincidencia que ocurriera justo cuando él llega al poder ¿No crees?

La sombra y la ExiliadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora