Puerto de Toulon, sur de Francia. Son las 5 de la tarde y nuestro barco acaba de atracar en este pequeño puerto provenzal de la costa azul. Desconozco la cantidad de horas que llevo navegando, sin hablar, sin dormir, sin comer.
Kol se adelanta con nuestras maletas para bajarse del navío mientras habla con alguien de la tripulación en un perfecto francés. A juzgar por sus gestos, parece que le están indicando una dirección. Me hace una señal con su mirada para que le siga. Obedezco sin articular palabra, caminando despacio, desganada. Mi mente aún no ha asimilado todo lo ocurrido. Ni creo que lo haga jamás. El amor de mi vida me busca desesperadamente para arrancar mi corazón.
Anduvimos por un par de calles y nos adentramos en una pequeña casa. Parecía muy acogedora y bohemia, como la mayoría en aquella ciudad. Kol la estaba inspeccionando curioso, abriendo puertas y armarios mientras yo me lancé exhausta sobre la cama.
- Entonces, ¿tampoco puedo llamar a mi familia?
- Elijah puede utilizar la compulsión con cualquiera de ellos, es más seguro para todos que no sepan nada sobre tu paradero real mientras Klaus, Becah, Freja y Vincent resuelven esta situación. Freja puede utilizar su magia para mandarle algún mensaje haciéndose pasar por ti y así no se preocuparán. Seguro que encuentran pronto una solución a todo esto.
- ¿Y nosotros qué haremos mientras?
- Descansar un poco, ¿no crees? – De repente se tumba a mi lado de la cama y empieza a acariciar dulcemente mi pelo.
No tengo fuerzas para apartar su mano. Me quedo dormida.
A la mañana siguiente, abro los ojos despertándome por un delicioso olor a café, pan tostado y pasteles recién horneados. Un dolor intenso en mi estómago hace que me levante de inmediato, buscando el origen de aquellos aromas tan tentadores.
- Buenos días, princesa. – Me saluda un sonriente Kol asomando su cabeza por la puerta de lo que parecía ser un jardín. Cuando salí, el calor del sol inundó todo mi cuerpo, aportándome un bienestar que hacía tiempo que no experimentaba.
El pequeño de los Mikaelson me había preparado un desayuno espectacular. Café, zumos naturales, tostadas y los mejores pasteles de la ciudad recién horneados estaban ante mi en ese momento.
Me lancé a devorarlos, mientras Kol me sonreía pícaro y se sentaba a mi lado.
- ¿Ves como no soy tan malo?
- Casi me vuelves a matar, por tercera vez. Esta vez de hambre. - le dije lanzándole una de las servilletas.
Aprovechamos los primeros días en Toulon para instalarnos y comprar algunas cosas que necesitabamos, ya que apenas pudimos coger pertenencias con las prisas de la huida. Empezamos poco a poco a adaptarnos a la nueva situación. Kol estaba siempre pendiente de mis necesidades y pasaba las 24 horas del día protegiéndome, aportándome una ligera sensación de seguridad.
A medida que pasaban los días, iba olvidándome de la idea de que estaba ocultándome, huyendo. Constantemente buscábamos actividades para mantener nuestras mentes entretenidas de la cruda realidad. Navegábamos en el mar, íbamos al cine, a la playa, al mercado... El hecho de tener un permanente dolor en mi corazón por la situación que tenía con Elijah y de saber que mi existencia corria grave peligro, me hacía valorar más los pequeños detalles de la vida. Cada día me levantaba con la incertidumbre de pensar que ese podría ser el último, así que me esforzaba por disfrutar y saborear cada segundo de mi estancia en esa ciudad de cuento.
El sol estaba a punto de caer y decidimos dar un paseo por la playa para aprovechar y observar el atardecer. Caminar por la playa, con el sonido de las olas y con esa ligera brisa que acariciaba nuestros rostros era de las sensaciones más placenteras que había experimentado nunca. Nos sentamos en la arena, para disfrutar de aquel momento y observé una leve sonrisa se dibujaba en el rostro de Kol mientras su mirada se perdía fija en las olas del mar.
- ¿Cómo te sientes ahora que te ha tocado a ti hacer de mi niñero? - le dije un poco nostálgica.
- Bueeeeno... al final me parece que me ha tocado la parte más fácil de todas. Podría acostumbrarme a esto.
Y en el fondo, muy a mi pesar, creo que yo también.
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Chica nueva en New Orleans (Elijah Mikaelson's FanFic)
FanfictionLlevaba tiempo queriendo cambiar mi rumbo. Estaba cansada de la rutina de siempre, de los mismos problemas y la misma gente. Por eso, cuando me concedieron la beca para trabajar en New Orleans, para mí fue una auténtica lotería. En dos días salía...