Veintisiete

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Ésta misma madrugada quise llamar a Soraya para contarle todo, pero no pude. Quise aclarar las cosas con Gabriel, pero no pudimos. Quise quedarme frente a Francesco allí, hablarle, hacer algo.

Y no hice nada. Sólo huí.

He pasado mayor parte de la mañana echada en la cama pensando, escuchando música. Gabo salió temprano y no me dejó razón, supongo que las cosas serán así: distantes.

Nada mejoró anoche, Gabriel pagó la cuenta y Chesco se marchó a cantar con su banda en la tarima. Me senté en la parte trasera de la camioneta sin pronunciar palabra, preocupada porque mi amigo chocara gracias a todas las cervezas que llevaba encima.

Romina intentó hablarme pero la ignoré, así que el silencio dentro del carro fue sepulcral. Lo peor vino al llegar al departamento después de dejar a Romina en su casa. Gabriel y yo por primera vez estuvimos sumergidos en una suprema nube de incomodidad, sin embargo me pidió darle tiempo cuando yo exigí todas las respuestas.

Acomodé mi maleta para regresar a casa, sin embargo antes de irme debo cumplirle a mi tío: Ir por información a la facultad. Iré en la tarde y por la mañana regresaré a mi pueblo.

A mi teléfono llegan muchos mensajes de mi prima y de las chicas Schwartz emocionadas con la presentación de Mentesfrías en la terraza de Subconsciente pero celosas con la aparición de una misteriosa chica en la vida del vocalista principal. Yo sólo contesto con monosílabos, consciente de semejante problema.

Y qué problema.

Anoche después de girarme para mi salida triunfal tropecé como buena patichueca y sinceramente me vi estrellada contra el piso. Sin embargo esas increíbles manos sostuvieron mi cintura y no logré tocar piso, la electricidad de su roce me bloquearon. Eso y la vergüenza.

Aún no creo que de tantos sitios en una enorme ciudad haya tenido que cruzármelo allí, ida de tragos. Si alcancé a escuchar su preciosa voz mientras me marchaba del local, a pasos muy lentos para disfrutar cada segundo de camino a la salida.

Si Soraya supiera moriría. Sólo se infartaría al revisar mi bandeja de solicitudes, donde reposa la segunda enviada por @ChescoSchwartz desde ésta madrugada.

¿Y cómo se enteraron todas de una fulana misteriosa en Subconsciente?

@ChescoSchwartz_ Anoche @MentesFríasMusic tuvimos la oportunidad de presentarnos en @SubconscienteBar. Estuvo brutal el ambiente.

Particularmente para mí fue perfecta. No todos los días hago lo que me gusta y al mismo tiempo tengo el placer y la suerte de conocer a un precioso torbellino. Uno al que le debía una disculpa.

Ella me omitió descaradamente y sí, me sorprendí pero también me causó gracia. Si la conocieran entenderían de qué hablo.

Sé que la fregué, e intenté remediarlo. Pero nada.

Tengo la esperanza de que lea y sepa que estoy apenado, suelo ser un imbécil 24/7.

Discúlpame, por favor.

He allí la respuesta.

Ay Francesco, si tan sólo fueses un imbécil de verdad, o por lo menos un simple sueño sería más sencillo para mi.

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Se viene un capítulo con el POV de Chesco, muajajaja.


Nos vemos, Gabs.

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