Treinta y dos

23 4 3
                                    


32

Alrededor de las ocho de la noche Romina se estacionó en la entrada del edificio de Gabriel. La muy perra no quiso subir a acompañarme porque sabe lo que me viene.

Cuando voy subiendo en el ascensor mi teléfono pita.¡Qué manía la de este maldito aparato de sonar en un lugar tan pequeño!

Me asusto al pensar que pueda ser un aviso de instagram, pero luego recuerdo que anulé mi cuenta. Por lo que es una notificación Facebook.

Carlo Sosa ha solicitado ser tu amigo.

En su perfil no hay foto ni en su muro publicación alguna, pero dice ser de Venezuela así que por ser paisano ―y por confiada― lo acepto entre mis amigos. Cuando ya estoy frente a la puerta de Gabriel bloqueo mi teléfono y con temor le doy un toque al timbre.

―Voy―se escucha desde adentro. Inmediatamente Gabriel emerge de la puerta, únicamente con una toalla cubriendo sus partes―Perolita, adelante.

Trago grueso y prácticamente corro al que era mi cuarto para llevarme la maleta sin saludar. Cuando tengo todo listo me giro para marcharme más sin embargo la puerta de la habitación está bloqueada por él...Y para mí no es fácil respirar cuando se le marca todo el sixpack allí en el abdomen. ¿Estaba eso ahí? ―Pues claro,ciega―me escupe mi subconsciente.

Soraya tenía razón. Está buenísimo, siempre me hice como si no lo sabía, pero ahora es diferente. Algo cambió.

―¿Dónde vas?―pregunta omitiendo mis observaciones y examinando el equipaje.

―Eh―gesticulo incómoda―Con Romina. Chao.

Intento pasar por la puerta pero él no me lo permite.

―¿Chao qué? ―cuestiona con ojos ardiendo de frustración. Suspiro.

―Gabriel, Romina está esperando abajo. Dame un permiso, por favor―suplico perdiendo mi delgada paciencia.

―¿Siempre va a ser así? ¿Tú huyendo? ¿Evadiéndome?―vocea molesto y noto que es la primera vez que me habla así. Yo frunzo el ceño―No es justo, Mimí.

―¿Ah, soy yo? Gabriel: eres el que quiere complicar las cosas, eres el injusto, hazme el favor y quítate―rechino enfatizando el con mi índice y así desesperándome―Anda con Miranda, respeta a tu chica y a mí déjame en paz. Apártate, te lo pido por última vez.

―Miranda no existe, es una chica más porque solo quiero respetarte a ti―susurra cerca de mi oído―Te dije que solo te necesito a ti. Y no, no me aparto porque no te voy a dejar ir, no me voy a rendir. Thompson... Dame sólo una oportunidad, una pequeñita.

Mi corazón se ablanda y ―como me conozco― sé que ya estoy a punto de claudicar. Demonios.

―Es difícil, cariño―gesticulo mirándolo a los ojos, sincerándome―Justo ahora soy un desastre, soy bulto de problemas. Quiero que entiendas. Eres un gran chamo pero yo soy una mierda, busca una chica de verdad. Te lo pido una vez más.

Y lo hizo otra vez, me tomo del cuello y unió nuestros labios. Con delicadeza, con cariño, como si fuera una frágil muñeca de cristal... Como si de verdad me amara.

―Pues no eres ninguna mierda, bonita. Te lo he dicho un millón de veces, mírate en un espejo: eres exactamente lo que un hombre busca―acarició mi mejilla― Y si es necesario aclararlo entonces quiero que sepas que te quiero, no pienses más tonterías―murmura sonriendo―Somos un desastre, pero juntos podemos ser la pieza que le falta a este rompecabezas desordenado e inconcluso.

--------------


¿#TEAMGABRIEL o #TEAMFRANCESCO?


Por mi parte dejo esto:

Por mi parte dejo esto:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Una imagen dice más que mil palabras JAJA.


Besos,

Gabriela.

Simples ComentariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora