Capítulo 11.

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Nota: Dragon Ball y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a Akira Toriyama

Una persona con gi naranja y con cabello en forma de palmera que desafiaba la gravedad se encontraba comiendo.

A su lado estaban dos personas importantes en su vida; su esposa y su segundo hijo. Y, a pesar del tiempo, sentía que la familia estaba incompleta.

Su esposa comía con tranquilidad y educación, todo lo contrario a los dos saiyajins que se agazapaban con todo lo que observaban.

El mayor de los tres dejo de comer de golpe para luego levantarse de su silla. Su mirada estaba fija en la ventana, desde la cual observaba hacia el cielo.

—¿Sucede algo, Goku?— pregunto la esposa del nombrado, claramente confundida por el hecho de que su esposo dejará en segundo plano la comida.

Goku no respondió, y solo se dedicó a observar el cielo.

El hijo de éste dejo de comer y se dedicó a mirar a su padre, claramente sabiendo que algo iba mal.

—Creí haber sentido un inmenso ki— declaro Goku después de unos minutos —. Tal vez solo fue mi imaginación.—

Se volvió a sentar en su lugar y siguió comiendo pero no tan rápido como antes. Todos en la mesa volvieron a comer.

Había pasado todo un día desde que creyó haber sentido aquel ki

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Había pasado todo un día desde que creyó haber sentido aquel ki.

Se encontraba entrenando y a unos cuantos metros de el se encontraba su segundo hijo; Goten.

Observo a su hijo durante unos segundos para luego volver a su entrenamiento.

—“No cometere el mismo error de nuevo.”— pensó Goku mientras hacia flexiones y mantenía una de sus manos en su espalda.

Sentía cómo las gotas de sudor caían por su frente, pero ni el agotamiento pudo contra la motivación del guerrero saiyajin.

La motivación de proteger la Tierra.

La motivación de proteger a sus amigos.

La motivación de proteger a su familia.

La motivación de proteger a los que ama.

Y...



















¡La motivación de traer de vuelta a su hijo!

¡La motivación de traer de vuelta a su hijo!

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