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El recuerdo se va difuminado hasta quedar nuevamente en la oscuridad, donde todo lo que puedo ver es una luz lejos de mi.

Esa seguramente sería la luz más brillante y llena de energía que haya visto antes. Era mi madre.

Ahí estaba. Caminando hacia ella. La mujer notó mi presencia y me sonrió. Inconscientemente fui más rápido buscando sus brazos.

Me consideré la persona más feliz porque pude volver a sentir su calor y protección.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora