Capítulo LXV

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Miró la fotografía arrugada que siempre llevaba en el bolsillo, él salía rodeado de flores, recordaba ese momento, el día soleado, el olor a césped recién cortado.

Todas esas sensaciones, que una imágen en blanco y negro nunca iba a poder capturar. Su sonrisa era un sueño, era inocente y frágil, siempre se preguntó qué fue de su vida, si encontró a alguien que lo amara como lo merecía y si llegó a ser feliz.

Miró a lejos y había un cuadro enmarcado encima del velador, estaba su hijo de niño, risueño.

Hoy era el día de su matrimonio. Buscó el reloj, tal vez era un poco tarde, pero nunca era demasiado tarde.

Si él nunca fue feliz al menos su hijo lo merecía, agarró su abrigo y decidió buscarlo... No para hablar del tema, no era necesario, ambos solo necesitaban un abrazo.

Twilight Omens (Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora