Los pasillos del palacio aguardaban silencio absoluto, no había mucha actividad después de haber preparado tu habitacion, era el tiempo del descanso para la mayoría de los sirvientes o en dado caso esclavos. Claro no habría paz por donde nuestra protagonista y el joven oráculo pasaban, se insultaban mutuamente, como por ejemplo:
- ¡Estúpida mocosa deja de seguirme! yo me las arreglare con ese bastardo de Hakuryuu-
- ¡Silencio! ¡tu voz me es tan irritante que no entiendo lo que dices!-
Y cosas por ese estilo mientras buscaban el despacho del joven príncipe, Judal tenia estrictamente prohibido matar o lastimar a el personal, si este hacia lo contrario se le seria castigado abruptamente sin explicación alguna, así que debía de ser cuidadoso con lo que te aria delante de el, y en cambio no buscabas mas pelea, solo que si regresabas los insultos que el pelinegro te mandaba descaradamente, solo quería deshacerte de ese sujeto pues de todas las personas de ese palacio justamente tenia que ser el magi capricho a quien debías servir sin excusa alguna, eso te irritaba bastante, hacia que tu cólera aumentara a un nivel alto.
Ambos se dirigían furiosos a los aposentos de Hakuryuu, hasta que sin previo aviso, al estar delante la puerta del susodicho sujeto Judal tomo ventaja de sus acciones y la tumbo de una patada, la rabia que sentía no podía ser descrita con las palabras que nosotros conocemos con claridad. Al caer la puerta el príncipe dio un sobresalto nervioso, pues no se esperaba tal acto, miro a los presentes, molestos, este sonrió con el mismo nerviosismo de hace un rato y se acercó con cautela a los dos chicos delante de el.
- ¿Que los trae por aquí, en mis aposentos? - trato de sonar lo mas relajado que pudo pero era casi imposible con aquellos orbes rojos penetrando su cabeza cual rayo.
- Bien sabes el por que estamos aquí Hakuryuu... asi que deja las estupideces de lado... ¡quiero que eches a este parásito de mi mando! claro si aun quieres conserva la paz en este palacio pues no me importan las consecuencias, si no la echan yo mismo la eliminare con mis propias manos- menciono el joven magi apuntándote con su barita.
- Nadie toleraría un momento mas a tu lado, ¿quien quiere a un orgulloso, infantil, perezoso, patán_- fuiste interrumpida por Hakuryuu, poniendo su mano en tu boca para silenciarte.
- Bien bien se que no están conformes con este cambio tan abrupto pero les hará bien a los dos, o por lo menos a ti Judas... tal vez esta chica pueda ayudarte en muchas cosas- dijo el peliazul con algo de pesadez en sus palabras, convencer al magi seria mas que imposible y lo sabia.
- Pfff ¡tonterías! solo un humano de poca capacidad de razonamiento pensaría en esas mierdas- como lo habias pensado, el pelinegro se veia mas agresivo de cuando llego, Judal entrecerró los ojos y alzo su barita la cual empezaba a emanar un brillo inusual.
- ¡No lo hagas Judal! - aun mas paranoico el pelinegro se puso delante de ti para evitar cualquier acto de agresión por parte de el magi corrompido, pero a este no le importaba mucho la vida del joven príncipe por lo que lo aria de todos modos, destruirlos a ambos no sonaba tan mal en la cabeza del oráculo.
No pudiste ni decir parte de tu queja pues el pelinegro empezó a actuar de un momento a otro, en tu interior sentías esa adrenalina que subía por el miedo que sentías al ver aquella esfera de energía, tu sentido de supervivencia le decía que corrieras y salieras de ese sitio, pero algo te retenía... el miedo... no... el pánico... tampoco, el acto de cobardía que arias a continuación si seguías a tu instinto, eso no te permitía correr, ese orgullo que desde pequeña habías forjado debido a la grave situación que se te a tocado vivir decía lo contrario, enfrentar al mal y el peligro, solo así encontraras la paz al fondo del camino.
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Tan dulce como melocotón (judal x lectora)
FanfictionTu vida cambiara abrupta mente, tendrás que tomar el puesto de esclava del oraculo oscuro, todo por salvar a tu madre la cual esta en cama y solo con ese trabajo ganaras lo suficiente para ayudar a tu familia. Sin embargo grandes desventuras te espe...