En el Hospital

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NARRA GUILLERMO

-¡Que dolor de cabeza! - me sobé la misma indicando que me dolía- ¿Dónde estoy? -pregunté al vacio de la habitación en la que me encontraba.

Era una habitación blanca y muy limpia, ordenada y acogedora, supuse que era un hospital, ¿Pero como llegue aquí? ¿Porque estoy aquí? ; en la mesita de noche de al lado de mi cama había una bolsita de osos de goma, ya sé quien los puso ahí. De pronto aparece una enfermera por la puerta, vestida de blanco con unos papales que de seguro me aclaran porque estoy aquí, no se le veían la cara pues su boca estaba cubierta por una mascarilla y su pelo tapaba sus ojos.

-¿Usted es Guillermo Díaz? -preguntó ella, su voz sonaba familiar.

-Sí, ¿Porque estoy aquí?

-Tuvo un accidente anoche en un bar -comenzó a contarme- tuvo una pelea con un hombre mucho más fuerte que usted y por lo visto perdió... perdió la conciencia, él lo noqueo.

-¿Sabe porque me peleé con ese tio?

-Eso se lo responderá su amigo y su hermosísima amiga, ambos están fuera de la habitación, les diré que pasen -raro, ¿Haciéndole cumplidos a Sara?, no tengo tiempo ni ganas de sacar conclusiones.

-Hola -me saludo Samuel, pero ¿Donde está Sara?

-¿Donde está Sa...? -pensé y me acordé que fingía lo de la novia falsa y entonces estornude - Salud

-Yo debería decir eso -rio- tu novia fue un momento al baño -Samuel se acerco a mi cama sentándose cerca de mí.

-¿Samuel? -pregunté nervioso, tenía sus ojos puestos sobre los míos- ¿Qué paso anoche?

-Estabas MUY ebrio -dijo resaltando esas palabras- te burlaste de un tipo por su barba, debo admitir que se veía muy graciosa. El tipo se molesto obviamente, era muy fuerte y te empezó a golpear; yo lo detuve golpeándolo pero también caí, Alexa se acerco y le dio una patada en sus partes nobles haciendo que se fuera sin más por el no querer de golpear a una chica, para mí que le tenía miedo -ambos reímos cuando de pronto aparece Sara por la puerta.

-Si quieren les pegó a ustedes también ¿Eh? -dijo Sara sarcásticamente, no es tan malvada como parece.

-¿No te apiadas de un pobre invalido? -traté de hacer una voz de discapacitado pero me salió la de un ancianito, otra vez las risas se hacían presentes en blanca la habitación.

-¿Quieres saber qué es ser un invalido, amor? -me amenazó Sara pero sabía que era broma; es buena actriz en todos los sentidos, creo que me saldrá caro el favorcito ese que le debo.

-Que borde estamos hoy -Samuel cogió una de las gomitas de la mesita de noche- Willy, ¿Crees qué pase algo bueno si como esto?

-Si tu lo dices... -bromé haciendo como si esparciera "polvillo de hadas" con las manos sobre su cabeza para pasar buena suerte.

-Gracias -me respondió riendo mientras Sara nos veía contenta, parecía saber que congeniábamos, desde mi punto de vista más que con Alex..., digo que desde SU punto de vista. Yo estoy muy seguro de lo que siento por Alex, pero este chico me vuelve loco, será de...¿Amor?

-No -susurré a mí mismo mirando mis manos pero todos escucharon.

-¿Dices algo, Willy? -preguntó Samuel con una sonrisa curioso al comentario, lo mire y sus ojos de nuevo estuvieron posados sobre los míos mientras me abría su alma, solo para mí.

-No, nada -aun miraba esos enormes ojos café que tenia- ¿Me dejas un rato a solas con Alexa? -dije para evitar un beso que seguro pasaría si no lo dejaba de ver. Sara me miro y puso cara de "te conozco y te gusta", creo que fue una mala idea hablar con ella a solas.

Samuel salió de la habitación dejándome a Sara y a mí solos, ella se acerco a mi sentándose en una silla al costado de mi cama, ¿Por qué Samuel no se sentó ahí? Quizás quería estar cerca de mí...es que soy todo un encanto de persona. Poco más y lo beso... ¿Qué infidelidades te piensas Guillermo? ¡Te vas a casar!

-Querías que evitará ese salseo entre tú y Samuel, no me engañas; te gusta -rio pero paro al ver que tenía una cara seria.

-¿Que dices? -dije haciéndome el indignado- estás loca, yo ya tengo pareja y no eres tú ni Samuel.

-Que yo no soy tu pareja eso es obvio, pero Samuel te miro y tú lo miraste con cara de "te amo aunque te conozco hace tan poco", no me digas que esa mirada no te gusto, en tu mente decías "que hermosos ojos marrones".

-Son color café -la corregí, mire a Sara que no tardo en sacar provecho de lo que dije.

-Te fijas en cada detalle ¿Eh, pillín? Sus ojos, sus labios, su cabello que siempre dice tener mal peinado. TODO.

-No te creas, bueno para que sepas quería hablar contigo sobre qué es lo que me harás o que harás con el favor que te debo -ella por alguna razón empezó a reír como toda una demente.

-Ya verás Guillermo, ya verás -dándole tensión al ambiente, tengo miedo; en eso aparece Samuel por la puerta.

-Las enfermeras dieron de alta a Willy, ya nos podemos ir -entusiasmado, eso describía su estado de ánimo- solo tiene que tomar estas pastillas -mierda, mis enemigas.

-Genial -dije con un nerviosismo que no es normal mientras hacia una falsa sonrisa de entusiasmo. Samuel y Sara rieron notando eso.

Nos fuimos en el auto de Sara, ella era la única con auto. Me dejó en mi casa, Samuel se reusó a irse a su casa, quería cuidar de mí. Me gusta... la idea, aunque... él no está nada mal. Le di mis llaves y él me abrió la puerta pero alguien empezó a gritar. Olvide que dejé a Caro y Alex en la casa; la de preguntas, abrazos, golpes y reclamos que se me va a venir.

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No sé ustedes pero yo aún no supero que Willy y Vegetta se hayan ido a vivir juntos. Besos y Chau Chau.

Te Seguiré a Ti - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora